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Adiós a la Revolución Mexicana
E

n estos días está llegando a las librerías mi más reciente libro, seguramente el último que escribo sobre la Revolución Mexicana: Breve historia del villismo (en colaboración con Felipe Ávila). Con este libro, cierro un ciclo de más de 25 años en que publiqué tres libros de investigación, La División del Norte (2006), Los carrancistas (2010) y 1915: Mé­xico en guerra (2015), además de numerosos textos académicos y de difusión.

Quise cerrar esos trabajos con la publicación, en coautoría con Felipe Ávila, de tres libros breves, el primero tenía por objetivo sintetizar en un solo libro, al alcance del público más amplio posible, los avances hechos por los investigadores e historiadores más recientes, en las pasadas décadas, que alteran profundamente nuestra visión de aquel hecho. A ese libro, que ha agotado varias ediciones en dos años, le siguieron los libros gemelos que también de manera sintética y accesible, cuentan la historia de los dos movimientos sociales, de las dos grandes propuestas revolucionarias de aquel periodo: el zapatismo y finalmente, el villismo, en el libro que ahora anuncio.

Así como la Breve historia del zapatismo pretende dar respuesta a la historia interesada y a los falsificadores, presentando un resumen de los notables descubrimientos académicos sobre aquella poderosa revolución social; esta historia del villismo también pretende recuperar las nuevas interpretaciones sobre el movimiento y el carácter revolucionario y transformador de la revolución popular norteña.

¿Qué ofrece este libro que no aparezca en mis estudios anteriores? En buena medida, los primeros cuatro capítulos sintetizan en 250 páginas, las 531 de La División del Norte y las 350 de 1915: México en guerra; aunque se añaden matices e interpretaciones fruto de mis trabajos posteriores o paralelos sobre el maderismo y el constitucionalismo, y sobre todo, busco una estructura explicativa mucho más accesible y fluida.

Un quinto capítulo agrega historias que yo no había contado (pues los anteriores paraban en diciembre de 1915): el ataque a Columbus, Nuevo México, y las razones y resultados de esa acción, y lo que llamo los años oscuros que alimentan la leyenda negra: el momento en que Villa terminó de transformarse de caudillo revolucionario en un guerrillero violento y sanguinario. Es difícil de explicar, pero es lo que ocurrió. Ahí contamos: Hay una leyenda negra que dice que Villa siempre fue así, y que no hay diferencia entre esta etapa de su vida y las anteriores. En realidad no es cierto: durante la revolución constitucionalista, Villa desobedeció las órdenes de Carranza de fusilar a los oficiales prisioneros, y resultó más humano y respetuoso de la vida ajena que la mayoría de los jefes federales y los comandantes de los otros contingentes constitucionalistas. Sus grandes ofensivas y las más sonadas victorias que obtuvo se caracterizaron también por la prohibición del saqueo o de vejaciones a la población civil. ¿Cuándo cambió esta actitud?...

Añado una adenda en que discuto las posiciones historiográficas sobre el villismo, y presento sus avances de manera sintética, para que el lector que así lo quiera pueda proseguir en los estudios de los diversos temas. Naturalmente, esta adenda es también un homenaje a mis maestros Friedrich Katz, Paco Ignacio Taibo II y muchos más.

¿Termino, pues, con la revolución? No como divulgador de la historia: seguiré discutiéndola en foros públicos y en los espacios en que corresponda y pueda hacerlo. Seguiré desenmascarando a los falsificadores y los farsantes. Sí como autor, a menos que nuevos libros me obliguen a cambiar radicalmente las ideas y análisis que ahora proponemos. Porque cada buen libro de historia nos obliga a repensar todo el proceso del pasado y a cambiar lo que creíamos sólido y coherente, aunque nunca definitivo. Sí como investigador, pues me dedicaré a tratar de sistematizar y ampliar mis trabajos sobre el resto del siglo XX.

Así, tengo ante mis ojos el problema de explicar que, salvo como unas convenciones de reclamaciones, no existen ningunos tratados de Bucareli y menos aún supuestos artículos secretos que nos condenan al subdesarrollo. Explicarlo en uno o dos artículos de periódico. Vamos pues, a la década de 1920.

Twitter: @HistoriaPedro