Madrid. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, propuso celebrar un referendo de autogobierno en Cataluña para desbloquear el conflicto político que se vive en la región desde hace un lustro, y que se agravó en el último año. La iniciativa fue rechazada por la mayoría de las fuerzas parlamentarias, tanto las independentistas como las unionistas.

De manera sorpresiva, sin haber sopesado la propuesta con el gobierno catalán, presidido por el nacionalista Quim Torra, el gobernante español puso sobre la mesa celebrar un referendo de autogobierno, no de autodeterminación en Cataluña, para iniciar una nueva etapa de relación.

La idea de Sánchez es que la sociedad catalana vote únicamente si quiere tener más competencias autonómicas, pero en ningún caso preguntar sobre una eventual separación del Estado español.

El gobierno catalán y las formaciones independentistas rechazaron la iniciativa, al considerar que se trata de una vuelta al escenario político de 2006, cuando se votó el Estatuto de Autonomía que está en vigor en la región.

Los conservadores del Partido Demócrata de la Catalunya y los progresistas de Esquerra Republicana de Catalunya, así como los anticapitalistas de la CUP, calificaron la propuesta de inaceptable en el actual clima político con presos políticos, en referencia a los líderes catalanes encarcelados por participar en la declaratoria unilateral de independencia.

Desde el frente unionista, ni Ciudadanos, la principal fuerza parlamentaria en la región, ni el derechista Partido Popular (PP) consideraron adecuada la propuesta, al sostener que no se dan las condiciones políticas para otorgar más competencias a la región.

Los únicos partidos que apoyaron la iniciativa fueron el Socialista Obrero Español (del gobernante) y la emergente Unidos Podemos, que no suman ni una cuarta parte del Parlamento catalán.