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Descubren dos ácidos grasos en aceites vegetales, con potencial para ser lubricantes de alta calidad

El nebraskánico y el wuhánico fueron hallados en el berro violeta chino, señalan investigadores

 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de agosto de 2018, p. 2

Washington. Científicos estadunidenses y chinos descubrieron dos nuevos ácidos grasos en aceites vegetales que podrían convertirse en lubricantes de alta calidad.

El estudio publicado este martes en la revista Nature Plants reveló que los dos ácidos: el nebraskánico y el wuhánico, integran cerca de la mitad del aceite encontrado en el berro violeta chino y fueron nombrados así por sus descubridores, la Universidad de Nebraska-Lincoln y la Universidad Agrícola de Huazhong en la ciudad china de Wuhan.

La gente creía que quizá ya se había descubierto todo, afirmó Ed Cahoon, profesor de bioquímica de la Universidad George Holmes de Nebraska y uno de los autores del artículo.

Han pasado varias décadas desde que alguien descubrió un nuevo componente de aceite vegetal como éste.

Los ácidos grasos son los principales componentes de los aceites vegetales, conocidos por su utilización en la cocina, aunque también se les ha encontrado un uso en biodiésel, lubricantes y otras aplicaciones industriales.

La mayoría de los aceites vegetales listos para usarse, como los de canola o soya, contienen los mismos cinco ácidos grasos. Estos componentes convencionales poseen 16 o 18 átomos de carbono y estructuras moleculares similares, según los investigadores.

En contraste, los ácidos nebraskánico y wuhánico se ubican en una clase de ácido graso inusual que contiene menos o más átomos de carbono y ramas moleculares poco comunes que derivan de las de carbono. Ambos tienen 24 átomos.

En general, todos los ácidos grasos conocidos añaden dos átomos de carbono al final de un ciclo bioquímico de cuatro pasos y después siguen haciéndolo hasta terminar el ensamblado.

Sin embargo, los ácidos nebraskánico y wuhánico parecen actuar de una manera pocas veces vista aparte de ciertas bacterias. Ambos ácidos parecen seguir el libreto tradicional hasta agregar su décimo par de átomos de carbono, explicó.

Después de llegar a ese hito, los ácidos parecen saltarse los últimos dos pasos del ciclo de cuatro e interrumpen dos veces la rutina para acelerar la adición de los pares 11 y 12 de carbono.

Grupo hidroxilo

El proceso también deja atrás una rama de oxígeno-hidrógeno o grupo hidroxilo, en la cadena de ácido graso, según el estudio.

Consideramos que los ácidos grasos están conectados por medio de los grupos hidroxilo para formar una matriz compleja de ellos, algo bastante diferente de la forma en la que se acomodan en un aceite vegetal típico, señaló Cahoon.

Este ensamblado y estructura singulares podrían explicar el desempeño superior del aceite correspondiente como lubricante, algo probado en la Universidad del Norte de Texas.

En comparación con el aceite de ricino, el de berro violeta redujo 20 por ciento la fricción entre superficies de acero a 25 grados Celsius y en 300 por ciento a 100.

Cuando vimos las largas cadenas de moléculas y su acomodo, supimos que el aceite encontrado en las semillas de berro violeta chino sería un excelente lubricante, señaló Diana Berman, profesora de la Universidad del Norte de Texas.

Este aceite no sólo tiene el potencial para complementar o remplazar el aceite basado en petróleo, sino también podrá sustituir los sintéticos. Es una solución renovable a un problema de recursos limitados, aseguró Berman.

El equipo también localizó dos genes que, cuando son activados, ayudan a iniciar la producción de los ácidos grasos, lo que aumentará la producción a escala industrial.

Con el cultivo e incorporación en otros germoplasmas, podríamos producir de manera industrial semillas oleaginosas, dijo Cahoon. Justo ahora, el rendimiento es de menos de la mitad del de canola, pero ésta ha sido cultivada intensamente durante más de 50 años.