La informalidad que predomina en el sector de la panificación en el país está ahogando a esa industria, misma que sufre problemas desde 2014, cuando se aplicó 8 por ciento de impuesto especial sobre la producción y servicios (IEPS) a los artículos que elabora.

En entrevista para La Jornada, Carlos Otegui, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Panificación (Canainpa) comentó que la inmensa mayoría de las panaderías están sufriendo desde que en 2014 el Senado aprobó la reforma a la Ley del IEPS con el fin gravar con un 8 por ciento la venta al público de la comida chatarra, que incluye al pan por ser un alimento procesado con un alto contenido de calorías por porción.

Agregó que dichas características le han dado mala publicidad al pan a pesar de que es un producto que lleva más de 5 mil años alimentando la humanidad. No creo que nosotros seamos el problema, afirmó.

Si bien el producto se encareció a partir de la aplicación del IEPS, Otegui detalló que el impacto va más allá, porque tenemos otro tipo de costos y eso ha hecho que el empresario se tenga que sacrificar mucho para poder vender el pan a un buen precio.

Este impuesto le quitó muchas utilidades a los empresarios, razón por la cual no hay reinversión en esta actividad y eso puede tener problemas en el futuro.

Inquirido sobre si el IEPS ha causado cierres de establecimientos en le país, Otegui respondió que es muy difícil saber ese dato, sobre todo porque que es un sector altamente informal.

Indicó que se estima que el índice de informalidad está en alrededor de 78 por ciento, lo cual hace muy difícil saber quién abrió o quién cierra.