Ante la tragedia de la guardería ABC las instituciones mexicanas que deben garantizar justicia se condujeron de la misma manera que con crímenes parecidos: ‘‘No actuar para sostener nichos de poder, enredar las cosas y evitar una verdad jurídica que tranquilice a las víctimas”, opina el autor vasco Imanol Caneyada (San Sebastián, 1968) a propósito de su obra 49 cruces blancas (Planeta).

El Estado mexicano en ningún caso ha dado a los afectados ‘‘certeza para seguir adelante, ir cerrando las heridas y cumplir con las etapas de duelo”. En contraste, ‘‘su respuesta ha sido criminalizar a las víctimas. En el país, cuando matan a alguien es porque en ‘algo andaba’ y cuando violan a una mujer es ‘porque se pone esa ropa o a esas horas anda donde estuvo’’’, explica en charla con La Jornada.

‘‘Este mecanismo de criminalizar a la víctima, que ya es parte de nosotros, se aplicó también en la tragedia de Sonora, lo cual es brutal. Ahí hubo actores públicos y ciudadanos que exclamaron ‘¡a quién se le ocurre llevar a sus hijos a un lugar así¡’ El culpable de que te maten, te violen o de que hayan muerto tus hijos en una guardería eres tú.”

Ayotzinapa y guardería ABC

Caneyada opina que a mayor confusión ‘‘en el caso de los estudiantes desaparecidos en Guerrero, en la guardería ABC o en cualquiera de las grandes tragedias en los años recientes es más difícil establecer una verdad jurídica que pueda afectar a ciertos nombres o sectores del poder político mexicano. Siempre terminan en una especie de marasmo.

‘‘La novela es una reflexión sobre el sistema jurídico y cómo se aplicó la justicia en el caso de la guardería ABC, que es un modelo presente en todo el país. En cambio cuando se trata de delitos menores es implacable”, dice el narrador.

Caneyada, naturalizado mexicano, se instaló en Sonora en 1997. En 2009, cuando tenía tres años de vivir en Hermosillo, ocurrió el incendio en la guardería ABC. Desde el 5 de junio de ese año se involucró en los hechos, primero como periodista y luego como ciudadano.

Explica que su narración, ubicada tres años después del siniestro, sirve para preguntarnos ‘‘¿qué pasa con una sociedad en la que sucede una tragedia de esta magnitud, indecible, innombrable, y va olvidando; en la que luego de siete años los familiares de las víctimas terminan divididos, agotados, incapaces de seguir exigiendo justicia”.

La ciudad de Hermosillo ‘‘era muy inocente e ingenua. Después del incendio y de ver de qué eran capaces las instituciones de gobierno hubo una pérdida de inocencia. Es un hecho tan traumático que no hemos podido crear algún mecanismo para enfrentar la conmoción de la peor tragedia en México en los años recientes por quienes están implicados: los niños”.

La novela negra, añade, permite ‘‘explorar las cloacas, la podredumbre del sistema. Eso me da herramientas para hurgar en esta parte de la trama relacionada con lo jurídico, lo policiaco. Es un género que históricamente nos ha acercado al individuo, le ha puesto un rostro a través del personaje de ficción, nos aproxima a sus tragedias y pensamientos más íntimos en su viaje”.

La obra 49 cruces blancas será presentada hoy a las 17 horas por Marina Taibo y el autor en la Feria del Libro de la Alameda Central, ubicada a un costado del Palacio de Bellas Artes.