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Reporte económico

México y América Latina. Integración siglo XXI

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a integración económica de América Latina es una historia de encuentros, desencuentros y frustraciones. Sus antecedente más remotos datan de los primeros años de vida independiente, cuando en 1824 Simón Bolívar convoca a las naciones del Nuevo Mundo a crear una Confederación. México participó en el Congreso fundacional (1826) pero el proyecto se diluyó ante una realidad adversa.

Casi en paralelo, en 1823 se creó la Federación de Provincias Unidas de Centro América, intento también efímero.

Tras un largo vacío, es hasta la segunda mitad del siglo XX que resurgen las ideas integracionistas de varios tipos y alcances:

1951. Se establece el Programa de Integración Económica Centroamericana que en 1958 desemboca en el Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica de América Central y la creación del Mercado Común Centroamericano, hoy Sistema de Integración de Centro América.

1960. Nace la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) con siete países fundadores: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Boicoteada por intereses internos y externos se estanca y en 1980 cambia a Asociación Latinoamericana de Desarrollo e Integración (ALADI) que tampoco ha logrado prosperar ante la globalización dominante.

1965. Se crea la Caribbean Free Trade Asociation con 15 países anglófonos, que en 1973 se transforma a Caribbean Community and Common Market (CARICOM) o Mercado Común del Caribe.

1969. Se constituye la Comunidad Andina de Naciones (CAN) actualmente integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

1991. Se constituye el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y la adición posterior de Bolivia y Venezuela.

2003. A propuesta de Venezuela 11 países con costas en el Caribe crean la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) con un fin comercial ciertamente, pero sobre todo enfocada a impulsar la solidaridad, la cooperación y la complementariedad entre las naciones para el logro final del desarrollo.

2008. Se crea la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) con 12 integrantes.

2012. Se crea la Alianza del Pacífico con Chile, Colombia, México y Perú, con claro enfoque al libre comercio.

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Este breve recuento de los principales proyectos integracionistas de América Latina nos deja tres conclusiones: a) El reto de la integración es enorme, b) El subcontinente sólo ha tenido un proyecto (frustrado) de integración total (ALALC/ALADI); y c) La derivación de proyectos subregionales ha sido en general de corto alcance.

México ha tenido en el último cuarto de siglo un despegue comercial espectacular, pero ajeno (maquilador). Era deficitario en 1994 y es deficitario en 2017 (Gráfico 1).

Las exportaciones de México a América Latina crecieron en ese período a una tasa media anual de 8.9 (Gráfico 2), pero como porcentaje de las exportaciones totales bajaron del 6.4 en 1994 al 5.4% en 2017.

Las importaciones provenientes de América Latina crecieron en el período a 6.8% anual (Gráfico 3) y pasaron de representar el 2.5 al 3.2% del total.

Nuestro comercio con América Latina es, en síntesis, marginal, y la integración es inexistente.

Hoy las nuevas condiciones impuestas por la globalización y las pugnas comerciales nos obligan a replantear nuevos enfoques para una integración latinoamericana exitosa, que nos reinserte fortalecidos en un mundo lleno de bloques y asociaciones de gran dinamismo, y en el cual, además, las naciones aisladas o las pequeñas alianzas serán avasalladas.

Ahora que en México el nuevo gobierno electo inicia contactos formales con los representantes diplomáticos de América Latina, muy positivo sería convocarlos a pensar en un replanteamiento para la integración y el desarrollo de América Latina.

Un proyecto que supere las trampas de la globalización corporativa, del libre comercio y la libre inversión absolutos, que rebase el sofisma de un modelo que dice favorecer el desarrollo cuando en realidad lo inhibe; de un modelo en el que el capital siempre gana y las sociedades siempre pierden. Un proyecto que se enfoque en potenciar el desarrollo económico y social de cada nación y, en escalamiento, de una América Latina cada vez más autosuficiente e integrada en todos los campos.

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