Arábia
na historia personal, una biografía colectiva. En Arábia (2016), segundo largometraje del brasileño Affonso Uchoa ( La cercanía del tigre, 2016) y debut fílmico de su codirector Joao Dumans, despliega su narración de un modo novedoso y atractivo. Una suerte de prólogo de 20 minutos presenta a André (Murilo Caliari), un adolescente introvertido, encargado de cuidar a un hermano menor mientras su madre trabaja. Su vida transcurre morosamente en una zona industrial de Ouro Preto, al sureste de Brasil, hasta el momento en que de modo fortuito entra en contacto con Cristiano (Aristide de Sousa), un obrero que yace comatoso en un hospital después de un accidente en el trabajo. Al descubrir entre las pertenencias del hombre las páginas de su diario íntimo, André comienza a leerlo y toda una existencia insospechada y nueva reanima su curiosidad hasta entonces suspendida.
La película cambia en ese momento de registro, el crédito al fin aparece, y el espectador se embarca, junto con el joven protagonista, en el relato autobiográfico del obrero misterioso y taciturno que va narrando sus andanzas y peripecias por varias comarcas de ese sur brasileño, convocando las voces y las anécdotas de seres ordinarios, las aventuras románticas pasajeras, al pintoresco granjero agitador llamado Bareto, también al hombre árabe en busca de mano de obra barata, y a cuya alusión obedece caprichosamente el título de la película. Nada de esto resulta particularmente trascendente, aunque todo contribuye a crear una atmósfera social de la que se desprende el diagnóstico de todo un país en crisis. En varias escenas se alude al clima imperante de inseguridad, violencia y crimen, a la zozobra frente a las duras condiciones laborales que corroen el ánimo colectivo y los pulmones, y también al miedo continuo de perder ese trabajo ingrato.
El arte de los directores de Arábia consiste en no plasmar todo este paisaje laboral en un simple alegato teñido de realismo social, sino evocar paralelamente la vitalidad de los personajes que cruzan por los caminos de Cristiano, la música popular brasileña que va acompasando muchas de las escenas del filme, la resplandeciente paleta de colores del camarógrafo Leonardo Feliciano, la triste melancolía de la rutina laboral vuelta algarabía episódica o anécdota inocua y a la vez memorable. Arábia es el relato polifónico que surge sorpresivamente del cuaderno de confidencias ajenas que lee el adolescente André y que por un tiempo le permite olvidar y alejarse de los rigores y tristezas de su entorno. En esa enigmática Arábia de Dumans y Uchoa, el diario íntimo de Cristiano, hombre común y extraordinario, se vuelve un poco una biografía de multitudes.
Se exhibe en la sala 8 de la Cineteca Nacional. 12:30 y 18:15 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1