La ética periodística, la democracia y la demagogia; el interés económico de un pueblo, por encima de la verdad, el sentido de la responsabilidad social, la retórica y ejercicio del poder político para salvaguardar su imagen pública y generar campañas de desprestigio, la confrontación entre tener la razón y dar a conocer la verdad son aspectos explorados en la obra El enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen.

Con versión y dirección de David Gaitán, se escenifica en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

Ibsen publicó El enemigo del pueblo en 1883. ‘‘Esta versión busca retomar, 134 años después, el impulso poderoso del original para problematizar la forma de convivencia de nuestra época”, apuntó Gaitán.

‘‘Hoy, la aspiración de llevar una buena vida parece depender de la habilidad para conducirnos en el ámbito público. La modernidad atenta contra una posible intimidad. Mediante las redes sociales y otros mecanismos, nos sabemos tan observados, que la única defensa sensata que hemos encontrado es afilar nuestra vigilancia al otro.

‘‘Somos un ejército de estatuas animadas, temerosas de hacer un gesto anómalo, ante la certeza de que –por osar ser distintas–, seremos devoradas. Confundimos la uniformidad con democracia. El silencio con respeto. La vigilancia con orden. Lo íntimo con lo prohibido. El periodismo con servilismo. La felicidad radica en señalar la falta ajena”, reflexiona en el programa de mano el creador escénico.

En la versión de Gaitán, el personaje del doctor Stockman tiene un carácter distinto. En la obra original es un hombre cálido, gentil, muy humano y bondadoso. En la versión mexicana es todo lo opuesto. Un hombre machista, iracundo, que busca la confrontación. Aunque también es inteligente y socialmente respetado.

Democracia en entredicho

La historia transcurre en un pequeño pueblo, donde sus habitantes celebran la construcción de un balneario local, pues arriban muchos turistas y hay un incremento económico en beneficio de sus habitantes.

Luis Stockman, el doctor del pueblo, descubre ciertas anomalías e intenta hacerlas públicas. El hermano de éste, quien es también el alcalde, Pedro Stockman, difiere de que ello se difunda en el periódico local. El enfrentamiento entre ambos permite que se reflexione sobre la ética, la responsabilidad social, el machismo y los beneficios económicos de un pueblo por encima de la verdad.

A los espectadores se les proporcionan pistolas de burbujas, que deben ser accionadas sólo cuando el doctor Stockman tenga un comportamiento reprobable de palabra, acción u omisión. Dicha participación y juicios del público se verá confrontada y duramente cuestionada por el discurso final del protagonista.

Otro de los planteamientos en la obra consiste en ‘‘cuestionar un modelo de democracia que se ha deformado con las redes sociales, fenómeno que hace parecer malas a las personas, sin que haya de por medio un análisis o la constatación de ciertos hechos”.

Con escenografía e iluminación de Alejandro Luna y las actuaciones de Luis Rábago, Amanda Schmelz, Ana Paola Loaiza, Antonio Rojas, Miguel Cooper y Rodrigo Alonso, las funciones de El enemigo del pueblo son jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Metro). La temporada concluirá el 12 de agosto.