Ana, mi amor
econstrucción de una agonía amorosa. En Ana, mi amor (2017), cuarto largometraje del rumano Calin Peter Netzer (Madre e hijo, 2013), la relación sentimental de Toma (Mircea Postelnicu) y Ana (Diana Cavallioti), dos jóvenes estudiantes de literatura, que se inicia con el entusiasmo de una complicidad intelectual para derivar luego, con la procreación y el matrimonio, en una suerte de hartazgo compartido, es analizada a través de tres instancias culturales inesperadas: el sicoanálisis, la religión y la familia. Observando con detenimiento la influencia e interacción de estos factores sociales en el comportamiento de sus dos protagonistas, el realizador se libra a un examen muy cerebral y riguroso del desasosiego y malestar emocional que se instala en la pareja.
La trama se presenta así a través de saltos temporales que se manifiestan en los cambios físicos de los personajes. Toma, hombre ya maduro, con evidente pérdida de cabello, refiere a su sicoanalista el pasado idílico que vivió con Ana y las crisis de ansiedad que la joven padeció por largo tiempo y que él soportó de manera estoica. Las familias de ambos jóvenes juegan un papel central para explicar el desequilibrio anímico de Ana, por un lado, y los eventuales cambios en el carácter de Toma. Por último, la intervención de un sacerdote (estupendo Vlad Ivanov) aporta un punto de vista espiritual y un razonamiento pragmático a la crisis que la pareja vive de modo confuso. El prolongado abuso físico, y tal vez sexual, del padrastro de Ana determinó en parte sus recurrentes ataques de ansiedad, pero en el caso de Toma su creciente inseguridad anímica y su propensión a la intolerancia están vinculadas a un medio social, dominado por la autoridad de la familia y la Iglesia, que en lugar de propiciar un equilibrio afectivo, agudiza los conflictos de poder que lo destruyen. Detrás de su primera apariencia de relato intimista, Ana, mi amor refrenda los temas sociales que animan a buena parte del nuevo cine rumano, el realizado por Cristian Mungiu, Cristi Puiu o Corneliu Porumboiu. La cinta presenta así una crisis amorosa como espejo de la desintegración moral de una sociedad insensible y autoritaria, la pérdida de valores morales que explican la renovación de la fe religiosa, tan presente en esta cinta y, como elemento nada desdeñable, el papel crecientemente protagónico en la sociedad rumana de una mujer autónoma, capaz de sortear, sin desfallecer del todo en el intento, las dificultades en una relación amorosa. Se exhibe en la sala 7 de la Cineteca Nacional a las 12:15 y 17:45 horas.