Desde mayo pasado, con la salida de Roberta Jacobson, la embajada de Estados Unidos en México está acéfala y si bien es de extrañar que aún no exista relevo, el nuevo encargado de negocios John Creamer, no es un nombramiento de peso ligero.

Así lo expresó el coronel retirado del Ejército de Estados Unidos, Eric Rojo, quien considera que Creamer es una especie de “Washington insider (…) una criatura de Washington”, capaz de llevar el puesto.

Esta semana la embajada estadunidense dio la bienvenida al nuevo encargado de negocios, quien antes fue subsecretario adjunto del Departamento de Estado para Cuba, México, Centroamérica y Asuntos del Hemisferio Occidental relacionados con política económica.

Creamer se reunió con el canciller, Luis Videgaray, para tratar temas de comercio, seguridad y migración.

Asimismo fue recibido por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, para hablar sobre la labor de este organismo en la competitividad económica de México y el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Irrelevante, la falta de embajador de EU, dicen

La ausencia de un embajador estadunidense en México, demuestra una falta de interés relativa para el coronel Rojo, quien es asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, porque para los países más importantes para Estados Unidos, como el nuestro, es común que tengan representante del gobierno; con Creamer es un envío de gran peso.

Los nombramientos que ha tenido el funcionario del gobierno estadunidense han estado enfocados a la zona comercial con las Américas. Además, es egresado de la Universidad Nacional de Defensa, y ha ocupado altos puestos en el Departamento de Estado.

Por separado, el integrante del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, Raúl Benítez Manaut, descartó que la falta de embajador de Estadios Unidos sea una muestra de desdén.

Los procesos de nombramientos de este tipo en Estados Unidos son largos, pues, tras ser propuestos por el presidente, deben ser ratificados por el Congreso. No tiene que ver con el contexto político de México.