Construyendo futuro
Es un sector heterogéneo que no sólo pide empleo y educación, dice especialista de la UNAM
Domingo 22 de julio de 2018, p. 8
Atender los desafíos en educación y empleo para 2.6 millones de jóvenes al año, como propone el próximo gobierno federal, demanda no sólo un buen diagnóstico, sino la participación de aquellos a quienes se quiere beneficiar, señaló José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien destacó que se trata de un grupo muy heterogéneo que no sólo demanda educación y empleo.
En entrevista con La Jornada, señaló que la incorporación al empleo no será igual para un joven en el norte del país que en el sur o en las grandes ciudades: es un programa que no puede ser homogéneo
. Por ello, insistió en que se debe consultar a los muchachos, porque si hoy nos parece inconcebible que se haga un programa a favor de la mujer sin la participación de las mujeres, igual ocurre con los jóvenes. Hay que preguntarles qué opinan y que desean para su futuro
.
Explicó que la incorporación de los jóvenes al primer empleo está asociada a múltiples factores: No es llegar y decir aquí está tu primera chamba y ya, porque muchos de ellos tienen experiencias laborales informales, desde vender dulces en su escuela o cobrar por hacer la tarea de otros compañeros, hasta laborar en el negocio familiar, en cadenas de restaurantes o en cines. El problema es la calidad del empleo. Una cosa es darles una actividad laboral remunerada y subordinada, otra es construir trabajo, donde la actividad que se realiza te gusta y te involucras en ella
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Becas no siempre resuelven
De acuerdo con el Proyecto de Nación 2018-2024, presentado por Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo, en noviembre pasado, durante el Cuarto Congreso Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el próximo gobierno impulsará el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, con el que se pretende atender a 2.6 millones de muchachos al año, principalmente a aquellos que viven en zonas de alta marginación y en condiciones de pobreza, tanto en el campo como en la ciudad.
La iniciativa, que contempla recursos por 108 mil millones de pesos anuales, busca involucrar a un millón de jóvenes en acciones de reconstrucción en el campo; otros 822 mil para tareas en beneficio de las comunidades como protección civil, limpieza y saneamiento de zonas turísticas, así como recuperación de espacios públicos y alfabetización; otros 225 mil podrán participar en la formación para la música y como promotores del deporte, de la cultura de la paz y educadores de la salud sexual y reproductiva.
Además, la propuesta contempla apoyar a 200 mil jóvenes para que accedan a empleos en la iniciativa privada y que las empresas les den capacitación, por lo que se buscará que sean sus tutores en actividades económicas, agropecuarias, pesqueras y de turismo.
También se quiere apoyar a 200 mil emprendedores y becar a 50 mil estudiantes universitarios o egresados menores de 30 años con promedios altos para que se integren en tal calidad al servicio público.
Al respecto, Pérez Islas indicó que los programas de atención a la juventud, en temas como educación y empleo,tienen que responder a las necesidades reales de este sector, y para eso las becas no son siempre la solución
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En cuanto a los “mal llamados ninis, que son jóvenes desinstitucionalizados porque no están en la escuela y tampoco en un empleo, se trata de población muy cambiante y difícil de detectar, en la que 75 por ciento son mujeres que están dentro del hogar cuidando a otros o a sus propios hijos. Diseñar una política de atención debe contemplar a las familias como parte de esta ecuación”, advirtió.