Miércoles 18 de julio de 2018, p. 4
Lo singular de Benjamín Serrano (1939-1988) es ser ‘‘el primer artista, formado como tal, nacido en Tijuana que desarrolla una prominente carrera en Estados Unidos y que hace su base de trabajo en su ciudad natal”, escribe Olga Margarita Dávila en el catálogo/libro Benjamín Serrano: transparencia y vanguardia desde Tijuana –exposición montada en 2012 en el Centro Cultural Tijuana–, que mañana será presentado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
‘‘Mi arte posee tres cosas esenciales”, sostiene Serrano en una cita incluida en la biografía preparada por Jacinto Astiazarán Rosas, presidente de la Fundación Benjamín Serrano. Posee religión, sexualidad y autoridad: ‘‘La religión ha producido en mí una fuerte concepción de nuestra fuerza social. Es lo que reúne a nuestras familias y, por lo tanto, a nuestra sociedad, hasta el punto en que la sexualidad se convierte en nuestra libertad. La autoridad se da porque la mezcla de religión y sexualidad produce un fascismo subdesarrollado que en México se conoce como machismo”.
Añadía: ‘‘Todo lo que he olido, comido, visto, oído y tocado ha sido la influencia más grande que he tenido. El bien, el mal, lo maligno y lo sagrado han sido mis maestros. Mi cuerpo es la herramienta que transporta a una mente artística. Mi mente les pertenece a todos”.
Conexión con EU y Europa
Desde su niñez Benjamín demostró naturalidad para expresar ideas desde el dibujo y la pintura. Al vivir en Tijuana, por su cercanía con Los Ángeles y Santa Bárbara, conoció el trabajo de David Hockney, Ed Ruscha, Andy Warhol y John Baldessari. Residió 10 años fuera de su ciudad natal y mantuvo conexión con Estados Unidos y Europa, siempre informado de las expresiones artísticas en boga, anota Dávila.
Para la curadora de la exposición, ‘‘la contundencia del trabajo de Serrano se da en tres dimensiones. La primera es la estrategia de apropiación: toma elementos de varios artistas, momentos históricos del arte y los hace suyos. Por esta característica podemos decir que Benjamín es, si no el primero, sí uno de los primeros artistas posmodernos de México, que por primera vez usa esta estrategia tan común ahora”.
La segunda consiste en los temas de sus obras ‘‘vistos a través del sesgo de la ironía y acidez, expresión propia de una biculturalidad. Esto hace que las obras sean, en una expresión de notas de oxímoron, de una agradable irreverencia. Este es también un asunto novel para la cultura artística mexicana. Antes de Serrano no hay un artista que combine estos tópicos de una manera frontal, sin ser grosero o descortés; y esto lo logra por el uso de la broma y sarcasmo, condición natural fronteriza y tan en boga como estrategia de supervivencia en la actualidad ante la barbarie en la era posverdad.
‘‘Y tercera, la unión de la alta cultura (las bellas artes) y el arte popular, sus obras se nutren de las figuras de barro de Ochumichu de Atzompa, las figuras prehispánicas, de las tallas de madera y de los estofados de iglesias coloniales; contextos presentes en tantos artistas de la llamada ola de posmexicanismos como Germán Venegas o Javier de la Garza, a finales de los años 80” del siglo pasado.
El catálogo/libro Benjamín Serrano... será presentado por Pedro Ochoa Palacio, Olga Margarita Dávila, Carmen Gaitán, Erik Castillo y Jacinto Astiazarán hoy a las 19 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro).