Managua

La comunidad internacional intensificó este lunes la presión sobre Nicaragua para que cese la represión y se desarme a los paramilitares, luego de tres meses de manifestaciones en demanda de la salida del poder del presidente Daniel Ortega.

Estados Unidos, 13 países latinoamericanos, Francia y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, exigieron al gobierno de Ortega poner fin a la represión, que ha dejado unos 351 muertos desde el comienzo de las protestas en su contra, el pasado 18 de abril.

El llamado mundial ocurre luego de que el domingo fallecieron al menos 12 personas, cuando policías y paramilitares arremetieron contra la ciudad rebelde de Masaya, 35 kilómetros al sur de Managua, y al menos seis comunidades vecinas para levantar los bloqueos de carreteras.

Cientos de estudiantes marcharon ayer en Managua para exigir justicia por los 351 muertos en las protestas, según organismos de derechos humanos, pero el gobierno sólo reconoce 49.

En la movilización, los jóvenes cantaron y bailaron al son de música arreglada a ritmo del rap, desafiando con gran espíritu y energía la violenta represión que el gobierno ha emprendido contra los manifestantes.

La marcha culminó frente a la temida cárcel El Chipote, donde exigieron la liberación de los jóvenes detenidos en las protestas.

La vicepresidenta y esposa del mandatario, Rosario Murillo, aseguró ayer que el gobierno actúa para liberar el territorio de los bloqueos de carreteras y para restaurar la paz.

Expresó que las protestas responden a un plan terrorista y golpista acompañada por una infame y falsa campaña mediática nacional e internacional. Ese golpe, que quiso imponer una minoría llena de odio, una minoría siniestra, maligna, no lo logró ni lo logrará.

El Congreso unicamaral aprobó por 70 votos de los 91 diputados la ley contra el lavado de activos, financiamiento al terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva.

La iniciativa impone penas de 15 a 20 años de prisión a quien cause la muerte o lesiones a personas que no participen en un conflicto armado, destruya bienes públicos y privados, así como a quien recolecte, capte, canalice o deposite o traslade activos con la intención de que se utilicen para cometer terrorismo y otros delitos.

También se aprobó la Ley de Unidad de Análisis Financiero, que amplía las facultades de la policía para investigar o intervenir todo negocio y a personas sobre las que sospeche estén vinculados con actos de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo.

Los reclamos inicialmente eran contra una reforma al sistema de pensiones que el gobierno dejó sin efecto, pero derivaron en la demanda de que Ortega salga del poder, quien gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo.

La oposición lo acusa de instaurar una dictadura y pide anticipar a marzo del año próximo las elecciones presidenciales.

Los jerarcas católicos denuncian la falta de voluntad política del gobierno de dialogar con la opositora Alianza Cívica.

Las conversaciones están suspendidas desde el 18 de junio. A partir de esa fecha los obispos han intentado sin éxito convocar a nuevos encuentros.

Por lo pronto, las oficinas de la agencia católica humanitaria Cáritas, en Sébaco, provincia de Matagalpa, fueron incendiadas, denunció el obispo Rolando Álvarez.

El atentado a Cáritas ocurre después de conocerse amenazas en las redes sociales y en medios informativos oficialistas contra sacerdotes y obispos del país que han apoyado las protestas contra el gobierno.

El veterano comandante Edén Pastora, funcionario del gobierno en la zona sur del país, acusó en un programa de televisión a los obispos de ser terroristas y golpistas.

Hacemos un llamado a la reflexión y el cese de la violencia. No podemos seguir destruyéndonos entre nosotros, dijo el presidente de la Conferencia Episcopal, Leopoldo Brenes.

Brenes, quien también es arzobispo de Managua, dijo que los obispos realizarán una oración de exorcismo a San Miguel Arcángel el próximo 20 de julio, porque consideran que todas estas acciones pueden ser obra del demonio que quiere apoderarse de Nicaragua.