Lunes 16 de julio de 2018, p. 12
Con su destino casi escrito a escala federal, donde su escaso número de votos hace inminente su desaparición, el partido Nueva Alianza logró preservar espacios regionales y alcanzó un buen desempeño electoral en casi la mitad de los estados, en los que preservará su registro como partido local, de acuerdo con los márgenes que le permitan las legislaciones. En esas entidades consiguió arriba de 3 por ciento de la votación en al menos uno de los comicios locales: gubernatura (de las nueve que se disputaron), diputados locales y alcaldes.
La situación de Encuentro Social es diferente. Aun cuando en la elección federal pugna por recuperar los votos que le permitan subir las tres décimas que requiere para alcanzar 3 por ciento en la elección presidencial, en el ámbito estatal su fuerza apenas le alcanzó para lograr el porcentaje de votación requerida en tan sólo tres entidades: Hidalgo, Michoacán y Morelos, donde mantendría registro como partido local.
Creado en 2005 como partido fuertemente ligado al magisterio nacional, entonces aún bajo la tutela de Elba Esther Gordillo, Nueva Alianza prevaleció durante 13 años, con base en una pragmática política de alianzas que le permitió ser factor para decidir los comicios presidenciales de 2006 en favor de Felipe Calderón.
Posteriormente viró hacia las coaliciones con el PRI y el Partido Verde en el plano federal, mantuvo una diversidad pragmática en el ámbito estatal, donde no había ideologías ni lealtades que valieran, sólo la preservación del registro. Una estrategia útil hasta 2018.
Si a escala nacional, de las tres elecciones federales Nueva Alianza obtuvo su mayor respaldo en la elección de diputados federales con 2.5 por ciento, a escala estatal, su actuación tuvo contrastes notables entre entidades: desde 7 por ciento en la elección de diputados locales en Oaxaca a 0.7 por ciento en la elección de alcaldes en Tamaulipas.
Esto permitirá a Nueva Alianza sobrevivir como partido local en 15 entidades: Aguascalientes, 3.9 por ciento en comicios municipales; Chihuahua, 3.9 en diputados; 4.87 por ciento, en gobierno de Colima; Guanajuato, 3.4 por ciento en diputados; Hidalgo, 5.6 en el Congreso local; Morelos, 5.3 por ciento en diputados; Nuevo León, 3.3 en legisladores locales y sólo 2.3 en alcaldes; en Oaxaca, 3.7 diputados y 7 por ciento en alcaldes, y Puebla, 2.9 por ciento en Congreso y 3.3 en ayuntamientos.
Además, en San Luis Potosí obtuvo 3.4 por ciento en la elección del Congreso, aunque sólo 1.7 para las alcaldías; en Sonora, registró 5.3 por ciento para diputados, al igual que en Tabasco. En Chiapas superó la barrera de 3 por ciento en los comicios de gobernador y de alcaldes, mientras que en Zacatecas alcanzó 4.4 y 4.6 en Congreso y ayuntamientos, respectivamente.
Las entidades donde sí desaparecerá son: Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Ciudad de México, Durango, Guerrero, estado de México, Michoacán, Querétaro, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.
Respecto de Encuentro Social, sin el arrastre de votos que supuso la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, el partido padeció su escasa penetración en la sociedad.
Con excepción de las tres entidades referidas, en el resto del país su desempeño fue raquítico: 1.2 por ciento en Coahuila; 1.3 en Colima; 1.5 en Jalisco; 1.4 en Nuevo León; 1.8 en San Luis Potosí; 1.7 en Sinaloa; 1.4 en Sonora; 0.7 en Tamaulipas, y 1.5 en Yucatán. Estos fueron sus peores resultados locales.