Con las nuevas disposiciones legales y acciones afirmativas impulsadas por el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación durante el actual proceso, los comicios del domingo consolidaron la presencia femenina en el Congreso. Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado representarán prácticamente la mitad de sus integrantes.

Aun cuando están en curso los cómputos distritales del proceso para diputados y senadores, con la información que arrojó el Programa de Resultados Electorales Preliminares se proyecta que en San Lázaro, donde ya desde la actual legislatura se había dado un salto importante, para ubicarse en 42 por ciento del total, para la próxima integración del Congreso, a partir de septiembre alcanzarán 48.3.

En cuanto al Senado, el incremento será aún mayor, en virtud del rezago que todavía arrastraba: de las elecciones de 2012 surgió la actual integración de esa cámara, donde 32.8 por ciento eran mujeres y 67.8 por ciento hombres. Para la próxima legislatura, ellas crecerán sustancialmente, pues constituirán 49.22 por ciento del total.

Conforme a datos de la consejera Adriana Favela, durante la creación del entonces Instituto Federal Electora, en 1991, la mujer representaba apenas 6.6 por ciento en el Senado y 7.8 en San Lázaro. Mediante un crecimiento paulatino y la introducción de mecanismos de cuotas en las postulaciones, para 2000, la presencia femenina subió a 17.1 y a 16.8, respectivamente.

En 2006, persistía una diferencia importante en relación con los varones. Las legisladoras conformaban 21.6 en la Cámara de Diputados y 17.9 en el Senado. Favela celebró que de los 13 distritos indígenas donde los partidos tenían que postular a candidatos de los grupos étnicos, en cinco ganó una mujer.