lfonso Romo, el virtual jefe de la oficina presidencial lopezobradorista, fue entusiasta al hablar del entendimiento rápido y concreto a que han llegado el político tabasqueño y los grandes empresarios: seguimos en Luna de miel, y seguiremos en luna de miel ¡Que siga la Luna de miel!, dijo el hombre de negocios que se inició en el ramo de los pasteles, el más importante de ellos, según bromas de sus amigos, uno de matrimonio en Monterrey.

La melosidad entre el poder político entrante y el poder político de siempre habrá de durar, según el cronista regiomontano, todo el sexenio venidero: ya nos queremos todos, proclamó, contento de que ya haya un ambiente muy favorable no solamente con los empresarios (https://goo.gl/SrPwDp). Por lo pronto, ayer hubo una reunión, de edulcoramiento satelital, entre Andrés Manuel López Obrador y el Consejo Coordinador Empresarial, y el próximo lunes habrá sesiones con dos organismos más de esa índole. ¡La Luna de miel vive; la lucha sigue!

Enrique Peña Nieto utilizó ayer dos de los tres adjetivos que Jorge de la Vega Domínguez, entonces presidente del PRI, usó a las tres de la madrugada con diez minutos del 7 de julio de 1988 (a unas horas de que terminara la elección y se hubiera caído el sistema de cómputo) para calificar la victoria de Carlos Salinas de Gortari sobre Cuauhtémoc Cárdenas: fue, dijo De la Vega, una victoria contundente, legal e inobjetable. Ayer, Peña Nieto dijo que en las pasadas elecciones hubo claramente un ganador, un virtual ganador, a quien reconocí y reconozco, Andrés Manuel López Obrador, quien obtuvo una victoria clara, contundente e inobjetable (https://goo.gl/cZWWLm). Del 1988 salinista al 2018 peñista. (Ah, Peña también dijo que el encuentro del martes, en Palacio Nacional, generó certidumbre entre los mexicanos y hacia el exterior).

Por cierto, los priístas tuvieron una reunión de élite, con aires de funeral, para analizar los trágicos sucesos de este domingo recién pasado, cuando sufrieron la peor derrota de su historia. Gobernadores, dirigentes sectoriales, presidentes de comités estatales y representantes de las bancadas legislativas actuales escucharon a René Juárez (presidente del fideicomiso de liquidación del tricolor, alguna vez motejado como la aplanadora), quien dijo que en el sexenio lopezobradorista serán una oposición responsable (el mismo posicionamiento que fijaron frente a Vicente Fox y Felipe Calderón).

Dado que el PRI perdió casi hasta el nombre (ya se habla de la refundación, que implicaría cambio de envoltura y nombre comercial), los priístas históricos dirigen sus ánimos de venganza hacia la cúpula tecnocrática que les impuso Peña Nieto. Los culpables, según esa lectura hecha desde la entraña del dinosaurio, serían José Antonio Meade, Mikel Arriola, Enrique Ochoa Reza y Aurelio Nuño. Incluso se habla en voz baja sobre los gastos de campaña que, dicen, no se habrían aplicado a los fines electorales, sino que habrían terminado en bolsillos particulares, lo que explicaría la desmotivación de la estructura priísta a la hora de las urnas.

La comisión de fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE) confirmó lo que antes de los comicios se había filtrado a los medios de comunicación. Morena, según el dictamen de esa comisión (que será discutido en el Consejo General, para aprobarlo o rechazarlo), no informó a este instituto de la creación de un fideicomiso para damnificados que, en los hechos, habría servido para hacer depósitos monetarios que luego terminarían en manos de unas 56 personas relacionadas con el propio partido de la regeneración nacional, aunque no hay pruebas de que ese dinero se haya utilizado en actividades electorales. El caso, que implica una multa por 196 millones de pesos, podría ser notificado al Tribunal Electoral federal antes de que valide la elección federal reciente.

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