Miércoles 4 de julio de 2018, p. 14
La irrupción de Andrés Manuel López Obrador en las preferencias electorales en el norte y del Bajío, las zonas más conservadoras del país, que en 2006 le cerraron las puertas a la Presidencia, fue un factor clave en la conformación de la arrolladora victoria del domingo. Baja California con 63 por ciento y Sinaloa con 64, son las entidades donde el movimiento lopezobradorista generó mayor atracción.
Un movimiento que no solamente propició victorias holgadas en el Senado y la Cámara de Diputados, sino que arrastró a la coalición Juntos Haremos Historia y a Morena a romper el bipartidismo de estas regiones. La oleada electoral no sólo produjo el triunfo de Morena –con tan sólo cuatro años de creación– en cinco gubernaturas, sino que también le permitirá controlar la mitad de los congresos locales, modificando radicalmente la correlación en este plano estratégico para posibilitar reformas constitucionales.
De confirmarse el polémico triunfo de la panista Érika Alonso Hidalgo en Puebla, el control del Congreso lo tendrá Morena, pues ganó 16 de 25 distritos. Este partido controlaría el Poder Legislativo en el estado de México, Oaxaca, Veracruz, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Durango, Baja California Sur. Es decir, ejercerá importantes contrapesos en entidades donde gobiernan los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional (PAN).
El avance de Juntos Haremos Historia fue más allá de las expectativas, pues también ganó 11 capitales estatales: La Paz, Tuxtla Gutiérrez, Toluca, Morelia, Cuernavaca, Oaxaca, Culiacán, Hermosillo, Villahermosa y Zacatecas, además de ciudades importantes como Acapulco y Ciudad Juárez.
Surgido formalmente en 2014 a consecuencia de la ruptura interna del Partido de la Revolución Democrática –que, por cierto, captó en la presidencial para el panista Ricardo Anaya casi la mitad de los votos (un millón 307 mil 665) que obtuvo el independiente, Jaime Rodríguez Calderón (2 millones 339 mil 431)–, registró un crecimiento exponencial entre los comicios federales de 2015 y 2018.
En las intermedias Morena obtuvo 3 millones 346 mil 349 sufragios, es decir, 8.82 por ciento de la votación total, que lo ubicaron como la cuarta fuerza política en el país y le permitió tener 35 diputaciones. En 2018, en coalición con los Partidos del Trabajo y Encuentro Social, alcanzó para la Cámara de Diputados 18 millones 220 mil 501 votos, y como Morena obtuvo 16 millones 279 mil 807 sufragios.
Aunque López Obrador arrastró la votación para otros cargos, por sí solo superó la de la coalición en el Senado y en la Cámara de Diputados. Si en la Presidencia el tabasqueño alcanzó 24 millones 127 mil 451 votos para su coalición, ésta obtuvo 18 millones 220 mil 501 para la Cámara de Diputados y 18 millones 483 mil 408 en el Senado, es decir, 6 millones más en la Presidencia.
Este comportamiento le permitió invertir la correlación de 2006, cuando la presencia del PAN en el norte y el bajío del país contrarrestó la votación alcanzada por López Obrador en el sureste. En esta ocasión ganó todos los estados fronterizos: Coahuila (44 por ciento), Chihuahua (42), Nuevo León (33.4, prácticamente empatado con Ricardo Anaya, de Por México al Frente) y Tamaulipas (47 por ciento).