Kazán

La aparente recaída muscular de James Rodríguez activó nuevamente las señales de alarma en la selección de Colombia, que tendrá cuatro días para recuperar a su director de orquesta antes del choque en octavos de final de Rusia 2018 ante Inglaterra, rival al que vuelve a enfrentar dos décadas después en un Mundial.

El timonel de los colombianos, José Pékerman, había respirado con alivio cuando el máximo goleador del Mundial de Brasil 2014 regresó a la titularidad en el duelo contra Polonia y fue artífice, junto a su socio en la generación de peligro, Juan Fernando Quintero, de la goleada contra los europeos. Sin embargo, fue sacado media hora después del decisivo encuentro con Senegal.

El entrenador no confirmó si se trataba de la misma recarga muscular con la que llegó James a Rusia o si era una lesión nueva. Incluso ayer no se informó nada de forma oficial sobre la condición real del jugador del Bayern Munich.

Con James en el banco, Colombia resolvió el trabajoso encuentro contra Senegal con un gol de cabeza de Yerry Mina, el segundo tanto importante del defensa del Barcelona en lo que va del torneo.

Pensando en ese equipo ideal que se vio en la cancha contra Polonia, todos teníamos esa idea. Sin duda, la salida de James fue problemática para nosotros, señaló el estratega argentino.

Después de los partidos ante Polonia y Senegal quedó claro que con James enchufado, Colombia es otra.

Si bien frente a Japón tuvo que bregar a contracorriente por la expulsión temprana de Carlos Sánchez y un gol de penal, al equipo de Pekerman le faltó el delantero del Bayern, quien no pudo salir desde el principio por la fatiga muscular que lo privó de dos entrenamientos tras el arribo de los cafeteros a Rusia. Ingresó en la última media hora y se mostró por momentos con algunas llegadas, pero no pudo frenar la caída de su selección. En ese traspié, Quintero marcó de tiro libre el único tanto colombiano.