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Poco interés de autoridades en presas con adicción
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de junio de 2018, p. 16

Las adicciones en mujeres que se encuentran privadas de la libertad no se han reconocido como un problema de atención preponderante debido a que representan un porcentaje menor.

En el libro Un modelo de atención y tratamiento para las personas con farmacodependencia en prisión, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), se indica que en 76 por ciento de los centros femeniles del país existen deficiencias en la atención para pacientes que consumen drogas, según cifras oficiales, lo que refleja el escaso interés que las autoridades tienen sobre el problema. También señala que la población femenina reclusa aumentó 16 por ciento de 2012 a 2015.

Las mujeres en prisión representan 5.8 por ciento (10 mil 594) de las 204 mil 617 personas encarceladas. De los 368 centros penitenciarios que hay en la actualidad a nivel nacional, sólo 16 estatales y uno federal albergan sólo a mujeres, los demás han sido destinados para varones y en los que hay mujeres se acondiciona un área, mientras que la actividad para la reinserción social sólo atiende las necesidades de los hombres.

Del total de la población femenina identificada con problemas de farmacodependencia, 69.1 por ciento ha recibido algún tratamiento de rehabilitación, mientras que 30.9 aún no. La mayoría se encuentra entre los 26 y 35 años, le siguen las de 36 a 45 y de 18 a 25 años. Es población joven con problemas de adicciones.

Los ilícitos por el que están recluidas son: homicidio, robo agravado con violencia, secuestro y delitos contra la salud; en la mayoría de los casos han sufrido discriminación o violencia antes del arresto.

La encuesta Población Interna en Centros Federales de Readaptación Social, realizada por el Centro de Investigación y Docencia Económica, establece que 38 por ciento de las entrevistadas aceptó haber consumido algún tipo de sustancia hasta seis horas antes de haber cometido un delito.

El libro señala que la pérdida de la libertad conlleva a la ruptura de los lazos familiares, abandono y deterioro de la salud, lo cual produce depresión y estrés en las mujeres; bajo este escenario, es frecuente que las reclusas busquen como recurso consumir sustancias sicotrópicas.

Durante la presentación del ejemplar en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, Ruth Villanueva, tercera visitadora de la CNDH, comentó que el texto es una herramienta para que el trabajo en prisiones pueda tener mejores resultados y se observen diversos aspectos en un orden interdisciplinario en favor de las personas privadas de la libertad.