La detención arbitraria es un delito en el que incurren autoridades y en muchas ocasiones conlleva la comisión de otras violaciones a las garantías fundamentales, como maltratos y tortura, invasión de la intimidad, desaparición forzada o la ejecución extrajudicial, aseguró el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez.

En entrevista, el funcionario informó que de enero de 2014 al 31 de mayo de este año ese organismo ha recibido 3 mil 54 quejas por este delito y ha emitido 55 recomendaciones (el mayor número, 23, en 2017) a diversas autoridades: 13 a la Secretaría de Marina, 12 a la Policía Federal, 12 más a la Comisión Nacional de Seguridad, 10 a la Procuraduría General de la República y ocho a la Secretaría de la Defensa Nacional en el periodo referido.

Se trata de un tema extendido en el país en el que se pretende hacer justicia, pero no se logra, ya que parte de vulnerar e incumplir lo que dicen la Constitución y las leyes, que señalan las causas de una detención: mediante orden de aprehensión o en flagrancia. En nuestras recomendaciones hemos probado que no hubo ni una ni otra.

El ombudsman nacional reconoció que a escala federal las detenciones arbitrarias han disminuido, pero se debe poner atención en los estados. Las cifras de la CNDH en el ámbito federal muestran que en 2014 se presentaron mil 62 quejas por aprehensiones fuera de la norma, 903 en 2015, 508 al año siguiente, 374 en 2017 y en los primeros cinco meses de este año suman 207.

En términos locales, detalló, a partir del caso del joven Marco Antonio Sánchez Flores –detenido por policías de la Ciudad de México el 23 de enero y que desapareció por cinco días tras esos hechos–, la CNDH pidió a sus similares de todas las entidades las cifras sobre detenciones arbitrarias, a fin de elaborar un mapeo nacional de esta práctica, que se presentará en agosto. Prácticamente todas las comisiones estatales ya enviaron la información y ahora se procesa.

González Pérez aseguró que entre las muchas razones de este flagelo están la violencia y la inseguridad en el país, ya que algunos sectores de manera equivocada plantean que no importan los medios, siempre y cuando sea consiga seguridad, y entre los más afectados están los jóvenes, quienes carecen de oportunidades educativas, de empleo, de desarrollo, convivencia y distracción.