Obtiene 52.5% de votos; se relige para otros 5 años
Lunes 25 de junio de 2018, p. 29
Estambul
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, proclamó este domingo su victoria en las elecciones presidenciales y legislativas, lo que le abre la vía a un nuevo mandato de cinco años con poderes considerablemente reforzados.
Los resultados no oficiales de las elecciones son claros. Según los mismos, nuestra nación me confió la responsabilidad de seguir en la presidencia de la República
, afirmó Erdogan, quien es acusado de utilizar el fallido golpe de Estado perpetrado en 2016 como pretexto para cometer arbitrariedades contra opositores.
El mandatario, de 64 años, se situaba a la cabeza de las preferencias electorales rumbo a la presidencia, de acuerdo con los resultados parciales de una jornada en la que enfrentó a una oposición determinada a frenar su relección y en la que unos 56 millones de turcos fueron convocados por vez primera para elegir, al mismo tiempo, al Ejecutivo y renovar el parlamento.
Con 98 por ciento de las boletas escrutadas, Erdogan alcanzó 52.5 por ciento de los votos, seguido de su principal adversario, el socialdemócrata Muharrem Ince, con 30, de acuerdo con un recuento publicado por la agencia estatal Anadolu.
En las legislativas, la alianza dominada por la fuerza islamo-conservadora de Erdogan, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (APK, por sus siglas en turco), también lideraba el recuento parcial con 90 por ciento de las boletas escrutadas, lo que abriría el camino para el cambio del sistema parlamentario en vigor a un sistema ultrapresidencial ideado por el mandatario.
Desde el ascenso al poder del AKP en 2002, Erdogan se erigió como el dirigente más poderoso después del fundador de la república, Mustafa Kemal, transformando Turquía con grandes proyectos de infraestructura, impulsando reformas sociales y liberando la expresión religiosa.
Sin embargo, sus detractores lo acusan de consolidar una política autocrática, particularmente desde la intentona golpista de 2016, que dejó unos 290 muertos y que estuvo seguida de una ola de represión contra opositores y periodistas, además de una purga de militares, jueces y fiscales, y la imposición de un estado de emergencia vigente hasta ahora, lo que tensó las relaciones entre Ankara y Occidente.
Erdogan también aprovechó la revuelta militar para echar al menos a 150 mil empleados del sector público, y elevó a 6 mil el número de detenidos por motivos políticos durante ese periodo, reportaron entonces fuentes gubernamentales.