La violencia hacia los ciudadanos que decidieron postularse como candidatos a puestos de elección popular ha ensombrecido las campañas electorales en 2018, de acuerdo con académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Con alrededor de 120 candidatos asesinados –fundamentalmente aspirantes a distintos puestos locales– y un número indefinido que fueron amenazados o se vieron obligados a abandonar sus postulaciones, la violencia fue una constante en las campañas, que concluyen el próximo miércoles, coincidieron en entrevistas por separado Salvador Mora, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y Roberto Duque, de la Facultad de Derecho.

Mora, académico adscrito al Centro de Estudios en Administración Pública de la UNAM, consideró que otro aspecto lamentable de las campañas –las presidenciales en particular– es que quedan dudas respecto a cómo se pueden traducir las propuestas hechas por los aspirantes en acciones específicas de gobierno.

En el caso del puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Mora planteó que ha conseguido crear entre sus simpatizantes altas expectativas, pero también tiene demasiados compromisos que ha ido adquiriendo durante la campaña.

La primera tarea de quien resulte ganador el 1° de julio, sostuvo, debería ser atender la polarización de opiniones que dejará la contienda electoral. Tendrá que proponerse la conciliación y dar certeza sobre temas sensibles a los diversos grupos de la población que no votarán por él.

Para Duque, abogado constitucionalista, las campañas han sido además demasiado largas. En España, por ejemplo, las campañas duran 15 días. En México, formalmente duran 90, pero para efectos prácticos comenzaron en diciembre, con las precampañas.

En su punto de vista, hubo una cantidad demencial de espots. Para las campañas se pactó la transmisión de 26 millones 879 mil 40 promocionales. “Tenemos una política de marketing, de los dictados de los mercadólogos, del eslogan, de la frase pegajosa, de la sonrisa colgate.”

Consideró que son necesarias muchas mejoras a la legislación electoral. En primer lugar, opinó, está la reforma de 2014, que convirtió al entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en uno de carácter nacional (INE) que convive con los institutos locales. Desde el punto de vista constitucional esto es un engendro.

Consideró que es urgente regular adecuadamente las candidaturas independientes y que sería bueno que se prohíban las postulaciones por esta vía a tránsfugas de partidos políticos. Una vez que esto se haga, sería necesario hacer más equitativas las condiciones para que los ciudadanos puedan acceder a esa figura y puedan entrar a la competencia electoral.