Gerardo Leyva Gómez, investigador de la Facultad de Química de la UNAM, solía trabajar en instituciones públicas de rehabilitación de pacientes con heridas y quemaduras. Ahí observó que los tratamientos se realizan comunmente con productos costosos, porque son importados, y que solventar la recuperación de una herida grave puede suponer un gasto de entre mil y 30 mil pesos semanales, por lo que se puede convertir en una carga económica para los pacientes.

Pensó entonces que con su experiencia como químico podía diseñar un nuevo medicamento. Este jueves presentó junto con la investigadora Érika Rocío Santillán Reyes un hidrogel que ayuda a disminuir el tiempo de cicatrización a un costo hasta 90 por ciento menor que el de los tratamientos convencionales.

En conferencia de prensa, Leyva Gómez explicó que en algunas instituciones se emplean cubiertas de polímeros para tratar las heridas, una especie láminas que funcionan como piel artificial. Cada una puede costar hasta 3 mil pesos y cuando se retiran de la herida para sustituirlas por otras pueden arrancar la piel que se está recuperando.

A diferencia de esas cubiertas, el hidrogel que diseñaron crea una membrana degradable sobre las heridas, por lo cual no es necesario cambiarlo cuando se aplica, ni arranca la piel.

El hidrogel, explicaron, acelera el proceso de cicatrización. Calculan que una herida común se recupera normalmente en dos semanas, pero con el gel este tiempo se reduce a nueve días, aunque esto depende de factores como la localización, la profunidad y el tamaño de la lesión.

El nuevo medicamento es producido a partir de un biopolímero natural extraído del exoesqueleto de crustáceos, como camarones y cangrejos, que se combina con un polímero sintético muy usado en la industria farmacéutica.