Madrid

Después de una travesía de 700 millas náuticas que llevó cuatro días por un mar embravecido, los 629 africanos que fueron rescatados por el barco de ayuda humanitaria Aquarius llegaron a territorio español. Tres embarcaciones los trasladaron desde Italia –donde el gobierno de la ultraderechista Liga Norte les cerró las puertas poniendo en peligro sus vidas– hasta Valencia, donde fueron admitidos tras una decisión sin precedente en Europa por el gobierno socialista de Pedro Sánchez, quien asumió el poder hace sólo dos semanas.

El Aquarius, embarcación de la ONG Mensajeros de la Paz, rescató de una muerte inminente a los 629 ciudadanos procedentes de 20 países africanos que se encontraban a la deriva en alta mar.

Entre los refugiados se encontraban varias embarazadas y 129 menores de edad viajando solos. La mayoría son originarios de Sudán del Sur, Angola, Senegal, Argelia y Marruecos.

A pesar de que la situación en la embarcación era insostenible, pues se estaban quedando sin alimentos ni agua, las autoridades italianas (una coalición formada por la ultraderechista Liga Norte y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas) decidieron negarles la entrada y dejarlos a la deriva. El llamado de auxilio internacional únicamente tuvo eco en el gobierno español, que fue el que abrió uno de sus puertos para recibirlos.

El problema del traslado se resolvió gracias a la colaboración del gobierno italiano, que de último momento decidió prestar dos barcos de su Armada, y dotarlos de alimentos y enseres médicos para paliar, al menos parcialmente, las lesiones, quemaduras y demás padecimientos fruto de la dramática travesía desde que salieron de sus respectivos países.

Los migrantes bajaron de las tres embarcaciones emocionados, aturdidos y agotados.

Al llegar a Valencia lo primero que se hizo fue someterlos a una revisión médica, se les entregó una tarjeta sanitaria y un permiso de residencia de 45 días, mientras se resuelve su solicitud de asilo, que tendrán que resolver los tribunales españoles.

Según informaron los voceros de Mensajeros por la Paz y SOS Mediterráneo, los migrantes rescatados han dado una lección de civismo, educación y cortesía.

En la base de operaciones se les ha recibido con una pancarta en que se lee: Bienvenidos a vuestra casa. Los autobuses que transportarán a los inmigrantes llevan pegado un papel con la declaración de los derechos humanos: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre.