Los candidatos a la Presidencia de la República y a la gubernatura de Yucatán deben comprometerse con la aplicación de técnicas de producción agroecológicas, no sólo porque dicha opción es más sustentable en términos medioambientales, sino porque no impulsarla hará que México dependa aún más de las grandes empresas trasnacionales, advirtió Sandra Laso, responsable del programa de agricultura y alimentación de Greenpeace México.

La activista lamentó que hasta el momento ningún aspirante ha mostrado conocimiento ni presentado propuestas sobre temas como los riesgos de los transgénicos.

Recordó que desde abril pasado diversas organizaciones ambientalistas han enviado cartas a los candidatos a la gubernatura de Yucatán con propuestas de comunidades de la península, para llamarlos a seguir impulsando algunas técnicas agroecológicas que han comenzado a aplicarse en la región.

Algunas de esas iniciativas, afirmó Laso, son mayor protección a las semillas nativas, inversión en proyectos de tecnología en las comunidades, rescate del conocimiento agrícola tradicional, cuidado de la producción apícola tradicional y orgánica y freno de tajo al cultivo de transgénicos.

Sin embargo, hasta el momento estos temas han merecido apenas una mención muy pequeña de los candidatos a gobernar Yucatán y de los aspirantes presidenciales, lo cual entraña el riesgo de que el país y la región sigan dependiendo de los modelos de producción agroindustrial y los proyectos urbanísticos mal planeados.

“Los efectos de la agricultura industrial ya son graves en la península. Entre los estados con más deforestación están Campeche y Yucatán, causados por la ganadería y la agricultura industriales. Por eso hacemos un llamado a que los candidatos no vean a la región como una ‘fábrica de recursos naturales’, con una visión mercantilista”, indicó.

Yucatán ya ha tenido pequeños avances y los partidos deben seguirlos impulsando. El costo político de no hacerlo es muy alto, porque implicará demostrar que tienen nulo interés por conservar recursos naturales, cuando organismos como Global Forest Watch advierten que en la región hay más de 2 mil hectáreas deforestadas al año, alertó la activista.