El fallo supone un nuevo revés para fiscales y jueces de la causa Lava jato, que han recurrido a controvertidos métodos –como interrogatorios forzosos, delaciones premiadas y prisiones preventivas– para llevar adelante la mayor investigación de corrupción en la historia de Brasil, informó la agencia Afp.

Según Agencia Brasil, los interrogatorios forzosos se han usado 227 veces desde el comienzo de la operación, en 2014, ayudando a colocar entre rejas a más de un centenar de poderosos políticos e importantes empresarios.

El más sonado se produjo el 4 de marzo de 2016, poco antes del impeachment contra la ex presidenta Dilma Rousseff, cuando Lula da Silva fue conducido a la fuerza por la Policía Federal a un interrogatorio ordenado por el juez Sergio Moro, después de que ordenó el registro de su domicilio en Sao Bernardo do Campo.

El ex mandatario (2003-2010), quien se declara inocente y víctima de un complot para que no pueda volver a dirigir el país, cumple una pena de 12 años y un mes de prisión por los cargos de corrupción y lavado de dinero desde el pasado 7 de abril.

Diez semanas de encarcelamiento

Impedido –según sus palabras– de recorrer el país que ama llevando el mensaje de esperanza en un Brasil mejor y más justo, el ex presidente cumplió este sábado 10 semanas como preso político, aseguró este sábado la agencia Prensa Latina.

Es un encierro que el propio ex mandatario calificó de injusto en un Manifiesto al pueblo brasileño, dado a conocer el 8 de junio pasado, cuando en la localidad de Contagem, Minas Gerais, fue lanzada nacionalmente su precandidatura presidencial por el Partido de los Trabajadores (PT).

De donde me encuentro quiero renovar el mensaje de fe en Brasil y en nuestro pueblo, escribió Lula. Recordó que juntos supimos superar momentos difíciles, graves crisis económicas, políticas y sociales, y vencer el hambre, el de-sempleo, la recesión, las enormes presiones del capital internacional y de sus representantes en el país.

En el extenso documento el fundador y líder histórico del PT ratificó que su decisión de candidatearse responde a que los brasileños tienen el derecho de votar libremente en un proyecto de país más solidario, más justo y soberano, perseverando en el proyecto de integración latinoamericana.