Albergarán muestra con nuevas tecnologías
Viernes 15 de junio de 2018, p. a10
El Museo de la Ciudad de México inauguró ayer ocho salas de su planta baja, recién remodeladas, las cuales albergarán la exposición permanente Miradas a la ciudad: espacio de reflexión urbana, muestra que incorpora nuevas tecnologías y espacios interactivos.
El recinto prosigue así con su vocación de ser ‘‘un laboratorio interpretativo de la ciudad”, dijo Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura capitalina, durante ese acto que presidió el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva.
La urbe es la gran obra inacabada de los seres humanos, siempre en transformación, continuó el también escritor, al explicar que una metrópoli como la Ciudad de México ‘‘necesita pensarse, asumir sus grandes retos, sus problemáticas complejas, imaginar la ciudad futura que entre todos deseamos, enfrentar su naturaleza telúrica y de ex lago.
‘‘Este museo cumple 50 años y no tiene un gran acervo para contar toda esa gran historia. Esa carencia la hemos querido revertir con exposiciones reflexivas, como la que hicimos por los 30 años de los sismos de 1985, sobre el exilio español, el racismo y la historia de la Ciudad de México a través del arte.”
Con Miradas a la ciudad, añadió, ‘‘queremos reconocer de una manera muy libre que no se puede hacer una foto fija de este territorio. La exposición nos ayudará a tratar de comprender la belleza y la historia de la urbe de las diversidades culturales y políticas”.
Instalaciones audiovisuales con luz neón, videos y recorridos en 360 grados, así como poesía, fotografía, mapas, carteles, textos y otros objetos que reflejan la metrópoli forman la propuesta, que tuvo la curaduría general de Mediapro Exhibitions; el director del museo, José María Espinasa y el antropólogo Alejandro Salafranca, quien dijo que se abre un espacio no sólo para reflexionar la ciudad, sino para ‘‘escudriñarla, repensarla, recrearse en ella, criticarla, abominarla, mimarla, quererla, odiarla, soñarla, desde la más profunda verdad y la libertad absoluta de expresión”.
La primera sala, La ciudad, ofrece una introducción ‘‘desentrañando lo urbano como fenómeno universal y como el mayor artefacto cultural de la humanidad”, explicó Salafranca. La sala dos, La cuenca del Anáhuac, es un cubo oscuro donde se desarrolla un montaje de luz, sonido y poesía con dos hilos conductores: la historia y el agua.
En la sala tres, Agua y ciudad, ‘‘se propone un audiovisual febrilmente cartesiano donde se nos arroja de lleno al mayor reto de esta ciudad para salvaguardar su sustancia futura: el manejo del agua, a través de un documental preciso, realista y esperanzador”, dijo el antropólogo.
Sigue la sala 4, Arte, arquitectura y urbanismo, curada por el equipo de la revista Arquine,‘‘recorrido fantástico por la evolución urbana”; en De Tenochtitlan a la CDMX, sala 5, la protagonista es la cultura, espacio curado por Rafael Barajas El Fisgón, con un mosaico barroco de la cultura popular de la ciudad, del siglo XIV a nuestros días, que se inicia con un enorme árbol de la vida de Óscar Sotelo.
La sala 6 es el Ágora; ahí se realizarán conferencias, debates y actos diversos, que ayer se inauguró con una muestra de carteles de protesta política del reciente siglo. La 7, El palabrero, sala oscura con paredes altas donde se proyecta una videoinstalación del director de cine documental Everardo González, su retrato de personajes y oficios, ‘‘una nueva forma de poetizar la ciudad”.
El recorrido culmina con el Espacio público donde se retrata también a 50 personajes de las calles de la capital, acompañados por 15 cortometrajes biográficos de 15 vidas cotidianas. Ahí se ofrece a los visitantes ocupar una silla de lustrador de calzado, una bicicleta de las que llevan tamales en las tardes de barrio o butacas de cine para colocarse visores y audífonos para experimentar un viaje inmersivo ya sea al Día de Muertos de Mixquic, en una peregrinación, una marcha de protesta o en un partido de futbol en el estadio Azteca.
También se reinauguró el Estudio de Joaquín Clausell, joya artísticas del otrora Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya.
El Museo de la Ciudad de México se ubica en Pino Suárez 30, Centro Histórico.