El candidato presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, fue denunciado ante la Procuraduría General de la República (PGR) por lavado de dinero y tráfico de influencias.

Ernesto Cordero, senador del propio partido que impulsa la candidatura de Anaya, acudió a las instalaciones de la PGR para exigir que la dependencia que encabeza Alberto Elías Beltrán actúe con las evidencias que hay.

Más tarde, en un comunicado, el presidente nacional del PAN, Damián Zepeda, le respondió a Cordero que es una lástima que siga prestándose, burdamente, a hacerle el juego sucio al PRI. Es cómplice de quienes han saqueado a este país con su corrupción, y sostuvo que por impulsar al candidato del PRI, José Antonio Meade, su expulsión de ese partido es inminente.

La denuncia fue presentada por Cordero ayer por la tarde. Al asistir a la PGR, el senador panista sostuvo que existen las pruebas suficientes que demuestran que Anaya forma parte de una red de lavado de dinero. La evidencia más reciente, mencionó, es el video en el que el supuesto hermano del empresario Manuel Barreiro detalla cómo operaron.

En ese sentido dijo al encargado de despacho de la PGR que no le dé miedo; está paralizado, está pasmado y está dándole impunidad a un probable delincuente.

Nueva evidencia

Ahora llega evidencia nueva, que es el video que todos vimos de Barreiro, en el cual con toda claridad vincula a Ricardo Anaya en esta red de lavado de dinero y tráfico de influencias. Creo que ya hay demasiada evidencia que no se puede soslayar y que se tiene que investigar, y le estoy pidiendo a la PGR que haga su trabajo, yo como ciudadano ya hice el mío, dijo.

Al salir de la PGR, donde entregó la denuncia de hechos, el senador panista solicitó que citen a declarar a los hermanos Barreiro y que la autoridad financiera revise los estados de cuenta de Anaya y su familia.

Recordó que quedó demostrado que la nave industrial que vendió el panista Anaya en 54 millones de pesos fue a una empresa fantasma y que incluso el chofer de Manuel Barreiro declaró que fue presionado por su jefe para firmar documentos.