Comenzaron a usarse las tarjetas roja y amarilla, así como dos cambios por equipos
En 1974 el torneo llega a todo el mundo por tv
En Argentina política y futbol se dan la mano
Jueves 7 de junio de 2018, p. 3
Moscú.
En esta entrega de la historia de la Copa Mundial de la FIFA un recuento de México 1970, Alemania Federal 1974, Argentina 1978 y España 1982.
México 1970: fiesta y cambios
Espectáculo, estadios llenos, ambiente festivo y muy buen fútbol. Todo eso y mucho más se pudo ver en el Mundial de México 1970, para muchos el mejor de la historia a pesar del calor y la altura.
Brasil dio un verdadero recital de maestría y creatividad con un equipo comandado por Mario Lobo Zagallo donde sobresalían gigantes como Pelé, Gerson, Jairzinho, Rivelino, Carlos Alberto. No perdió un solo partido y marcó 19 goles.
La FIFA introdujo algunas novedades importantes para esta cita. Comenzaron a usarse tarjetas rojas y amarillas, se estableció la diferencia entre lanzamientos directos e indirectos, y, sobre todo, se permitieron dos cambios de jugadores por equipo, toda una revolución.
Esta novena edición terminó de forma apoteósica en un estadio Azteca repleto y donde el Brasil del Rey Pelé derrotó sin mucho problema a Italia 4-1. Tricampeones (1958, 1962 y 1970), los auriverdes se llevaron en propiedad la Copa Jules Rimet.
Alemania Federal 1974: el futbol total de la naranja mecánica
La FIFA, que estrenaba presidente, el brasileño Joao Have-lange, decidió aprovechar la infraestructura de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 y designó para 1974 a la República Federal de Alemania.
Por primera vez, además, la televisión mostró el torneo a todo el mundo, lo que se tradujo de inmediato en un éxito comercial, característica que ya no abandonaría.
De los 16 países que acudieron a la fase final, Zaire fue el primero en representar al Africa negra, Australia debutó por Oceanía y Haití desbancó a México por América del Norte y Central.
Holanda fue la gran revelación. Asombró a todos con su fútbol total
, una revolución que consistía en que todos los jugadores atacaban y todos defendían a imagen y semejanza del Ajax de Amsterdam, que por entonces dominaba en Europa. A la cabeza de esta selección arrolladora estaba Johan Cruyff.
Al final, se enfrentaron, como estaba previsto, los dos favoritos, Holanda y la Alemania Federal. La naranja mecánica no pudo con los locales, que ganaron 2-1 e inscribieron su nombre en el palmarés por segunda vez.
Argentina 1978: amenaza de boicot
Política y fútbol volvieron a darse la mano en el Mundial de 1978. Argentina estaba en plena dictadura militar (1976-1983) y muchos países amenazaban con boicotear la cita, cosa que al final no sucedió.
El seleccionador argentino era César Luis Menotti, un gigantón que en cuatro años armó un conjunto ofensivo infalible con nombres tan solventes como Mario Matador Kempes, Osvaldo Ardiles y Daniel Passarella. De hecho, fueron el único destello de calidad en un Mundial que a duras penas alcanzó un aprobado en buen fútbol.
Holanda no tuvo mayores problemas para deshacerse de sus rivales y lograr el pase a la final, mientras que Argentina necesitaba, tras vencer a Polonia y empatar con un Brasil muy mediocre en la segunda fase, meterle cuatro goles a Perú en el tercer encuentro.
El partido terminó con un abultado 6-0 en favor de los locales, resultado sobre el que siempre ha recaído la sospecha de un arreglo, desmentido por unos y otros.
En la final, Mario Kempes –máximo goleador y héroe de la cita con seis tantos– comenzó marcando, ventaja que los holandeses neutralizaron a pocos minutos del final. Ya en la prórroga, Kempes nuevamente y Daniel Bertoni sentenciaron el resultado ante la impotencia naranja (3-1).
España 1982: brilla Paolo Rossi
La gran novedad del Mundial de España fue la ampliación del número de participantes en la fase final: de los habituales 16 se pasó a 24.
El partido inaugural, disputado en Barcelona, deparó la primera sorpresa. La campeona Argentina cayó 1-0 ante los belgas, en un partido en el que debutó en un Mundial Diego Armando Maradona.
Italia, que pasó por los pelos la primera fase, con tres empates en otros tantos partidos, acabaría ganando el título para sorpresa de todos.
En la segunda fase quedó por el camino la extraordinaria selección brasileña de Zico, Sócrates o Junior, que bajó la guardia ante una Italia fustigada por su mal juego en la primera parte, pero que más tarde despertó gracias, sobre todo, a un fabuloso artillero, Paolo Rossi.
Rossi le marcó tres goles a los brasileños (3-2) y, en semifinales, contra la Polonia de Grzegorz Lato y Zbigniew Boniek (2-0), volvió a brillar al marcar los dos goles de la victoria.
En la final, Italia continuó su imparable marcha para vencer a Alemania 3-1, con lo que igualaba en ese momento a Brasil con tres títulos mundiales.