El documental de Juan Francisco Urrusti se proyectará mañana en la sala Julio Bracho
El realizador entretejió las voces de abuelos, tía, padres y de numerosos amigos, que llegaron a México tras la Guerra Civil española
Busqué un significado actual: el tema de los migrantes
Jueves 31 de mayo de 2018, p. 8
Descendiente de refugiados de la Guerra Civil española, el realizador Juan Francisco Urrusti retomó una suma de memorias
y asumió dolorosas pérdidas
para narrar en el documental Un exilio: película familiar el drama que se transmutó en ventura y en una nueva vida para los protagonistas de esta historia
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Urrusti, quien dirigió y produjo esta cinta en la que entretejió las voces de sus abuelos, tía, padres, además de numerosos amigos, explicó: La historia de mi familia tiene mucho en común con otras que llegaron después a México, que también han sido hijas del exilio, como las de argentinos, judíos o chilenos que se reconocen en estos relatos
debido a las circunstancias parecidas que vivieron, ya sea en los campos de concentración, las dictaduras o los golpes militares.
Urrusti empezó el proyecto con entrevistas a sus abuelos a principios de los años 80, pero la cinta realmente la comencé en 2010, gracias a una beca del Sistema Nacional de Creadores, semilla para este trabajo
el cual abarca el periodo que remite al reinado de Alfonso XIII, hasta el México y la España de la época actual.
La cinta la concluyó en enero de 2017, luego de una ardua investigación para recuperar testimonios, proyecciones, fotografías, le dejó en claro que en realidad uno nunca termina porque siguen apareciendo documentos, incidentes o datos nuevos que uno quisiera incorporar y no se puede
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Incertidumbre, horror y esperanza
En el documental, los protagonistas cuentan sus vivencias todavía con dolor, la incertidumbre de esos días y del horror que vivieron durante la guerra, así como la imperiosa necesidad que sintieron de salir de un país al que ya no pertenecían.
Urrusti lleva al espectador a la época de la Guerra Civil española, a la dictadura de Franco, al impacto del fascismo, a los campos de concentración, recuerda las miles de muertes, así como la devastadora separación de las familias, el exilio y la llegada a México.
Los testimonios de familiares y amigos obtenidos por Urrusti recuerdan con exactitud las emociones, lugares, fechas, así como los temidos y crueles personajes de esa época, pero, a la vez, develan sus esperanzas y el agradecimiento
al país que los acogió y en el que echaron raíces.
“Lo más difícil –admitió el realizador– fue montar la película y, de pronto, saber sobre la desaparición de algunos de esos queridos personajes que me hubiera gustado que vieran esta cinta.”
Para el documental Un exilio: película familiar utilicé lo más importante que dijo cada persona y algunos de sus recuerdos más dolorosos no los contemplé, porque tampoco era la idea torturar a ningún espectador
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Pero sí busqué los aspectos que tienen significado actual, como el tema universal de los migrantes. A mi padre le dolía mucho lo que pasaba en Siria, en Gaza o lo que le sucede a los mexicanos en la frontera con Estados Unidos, situaciones cercanas y dolorosas que hemos vivido
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Esta historia es triste, pero, a la vez de esperanza, porque finalmente (sus familiares y amigos) salvaron la vida y tuvieron otra muy completa, larga y activa en México
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Los protagonistas del documental, puntualizó Urrusti, fueron y son personas con principios que lucharon por sus ideas y pagaron el precio, aunque mantuvieron la esperanza en la humanidad
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Con este documental, espero provocar una reflexión sobre el trato que damos a los migrantes centroamericanos, así como tomar acciones contundentes para la defensa de los mexicanos en Estados Unidos, porque son personas valientes que se atreven a dejar todo en busca de un mejor horizonte para su familia
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La película fue apoyada por el Instituto Mexicano de Cinematografía, se estrenó el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y ha participado en diversos encuentros.
Un exilio: película familiar, con música de Juanra y Ana Francisca Urrusti, dura 124 minutos. Se proyectará mañana a las 16 horas en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario y en noviembre se exhibirá en la Cineteca Nacional.