Al principio lo dominó el enojo, ahora agradece que detuvieran la pelea con Manzanilla
Jueves 31 de mayo de 2018, p. a16
¿Por qué van a parar la pelea?
, reclamó desesperado Julio Ceja mientras la nariz sangraba abundantemente; no me duele, puedo seguir otro asalto, noquearlo
. El médico revisó el golpe y su diagnóstico no dejó dudas, tenía una fractura en el tabique y no debía pelear más. No pudo salir al quinto episodio y perdió por nocaut técnico.
Antes del combate del sábado pasado, el rival no había levantado grandes expectativas, de modo que la victoria del venezolano Franklin Manzanilla resultó sorpresiva. Ceja miró con odio al médico, como si fuera responsable de su derrota.
Me dolió tanto
, dice Julio más apaciguado al paso de los días, pero no por la fractura, sino porque perdí mi derecho a pelear por el campeonato mundial supergallo, me costó mucho subir en las clasificaciones, llegar al número uno y convertirme en retador oficial. Todo se fue esa noche
.
Ahora está más sereno y reconoce que el médico hizo lo correcto. Pero hay una lógica y una mecánica profunda que sólo conocen los boxeadores. Ceja trata de explicar a quienes nunca han pisado un cuadrilátero, por qué son capaces de querer pelear aun cuando tengan huesos rotos y la sangre no deja de manar de las heridas.
En 2014, pelee contra un filipino que tenía la mano muy pesada
, evoca Ceja como hacen los mayores, aunque sólo tiene 25 años; recuerdo un volado de derecha, en el cuarto asalto, desde que lo vi sabía que venía fuerte, cuando me pegó en la mandíbula sentí cómo se partió en dos y dejé de sentir en esa zona
.
Ceja llegó a su esquina, balbuceando le dijo a su equipo que algo feo había pasado. Ni siquiera le pudieron sacar el protector bucal, lo tenía clavado en las encías. Peleó 10 episodios más en esas condiciones brutales. Noqueó en el décimo.
“Cuando me vio el médico de aquella pelea dijo: ‘¡Cómo tienen de pie a este humano!, llamen a la ambulancia’”, cuenta Ceja; me operaron y tuvieron que cortar por fuera para sacarme astillas del hueso
.
Cuando lo mira con cierta distancia, Julio también se sorprende y nota cierta imprudencia innata en los boxeadores.
Ahora agradezco al médico que detuvo la pelea
, recapacita, pero es que en el cuadrilátero nos movemos con otra perspectiva. No queremos perder todo lo invertido de otra manera que no sea en combate
.
El 2018 ya quedó fuera de sus planes. Pronto entrará de nuevo al quirófano, esta vez para una cirugía por la fractura nasal.