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Advierten habitantes sobre la creación de megaproyectos cerca de ese poblado

Protestan por reapertura de mina de roca basáltica en San Pablo Atlazalpan

Exigen que autoridades de Chalco expliquen por qué cerró y se le permitió volver a operar

 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de mayo de 2018, p. 17

Tras haber cerrado unos cuantos días, la mina de roca basáltica que opera desde hace medio año en la comunidad de San Pablo Atlazalpan, municipio de Chalco, estado de México, reinició sus actividades, lo que generó inconformidad y enojo entre los habitantes que se oponen a la obra.

En entrevista, los pobladores señalaron que las autoridades estatales no han querido entregarles la información sobre los motivos del cierre ni de la reapertura de la mina, y alertaron que en diversas localidades vecinas hay una serie de megaproyectos similares que han generado despojo y conflictos socioambientales para abastecer de materiales al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

Cómo se informó en estas páginas, en noviembre del año pasado arribó a San Pablo Atlazalpan la compañía Creatividad e Inteligencia en Construcción SA de CV (Cicsa) para explotar un banco de piedra de basalto en dicha comunidad, sin previo aviso ni consulta con los pobladores, a pesar de que sus actividades afectan el depósito de agua y una escuela primaria.

Tras la denuncia pública de las afectaciones que comenzó a generar la mina, incluida la división entre quienes respaldaban el proyecto y quienes lo rechazaban por los potenciales daños medioambientales que podía causar, a inicios de este mes la empresa cerró las puertas del proyecto, sin dar mayores explicaciones y sin que se supieran las causas de ello. Sin embargo, unos días después volvió a reabrir.

Integrantes del Consejo Comunitario Atlazalpan lamentaron que el reinicio de actividades de la mina trajo consigo de nuevo la circulación de vehículos pesados durante casi todo el día, además de provocar ruido y polvo que ha comenzado ya a generar diversas afectaciones entre los habitantes de la localidad.

El mismo día en que los habitantes de San Pablo Atlazalpan notaron que el proyecto había reabierto, acudieron a las oficinas de la Pocuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México para solicitar el expediente donde constaran las razones por las cuales la mina cerró unos días y por los que volvió a operar, pero les notificaron que no era posible revisar los papeles en ese momento y les dieron cita para 15 días después.

Mientras esto sucede, la mina va a seguir trabajando con la misma actividad: empiezan muy temprano, terminan muy tarde. Consideramos que esto se debe a un acto de corrupción entre la empresa y las autoridades estatales, porque la mina está en las mismas condiciones ahora que cuando cerró. Nada ha cambiado, resaltaron los pobladores.

Los días en que estuvo clausurada, la gente estuvo muy tranquila y hubo mucha paz, pero al escuchar de nuevo el ruido de las máquinas (que trituran el basalto) surgió otra vez la alerta. Ya hemos sabido que algunos niños están teniendo problemas auditivos y respiratorios, porque la escuela primaria está al lado, y muchas personas presentan un estrés muy fuerte, añadieron.

Bety Cruz, integrante del colectivo ambientalista Hoja Verde, subrayó que el caso de San Pablo Atlazalpan no es el único de la zona en donde un pueblo está siendo afectado por la extracción de materiales –sobre todo pétreos– para la construcción del NAICM.

De acuerdo con la abogada y activista, en un recorrido hecho por la región, se pudo documentar que en muchas otras comunidades también hay minas y explotaciones similares que han alterado el equilibrio ecológico y comienzan a generar conflictos sociales. Entre los pueblos o municipios afectados, señaló, se encuentran Tenango del Aire, Temamatla, Tlalmanalco, Amecameca, Ayutla y Los Reyes La Paz.