Una crítica al hombre, al Estado y los sistemas económicos y sociales se hace desde la ópera El juego de los insectos, del compositor Federico Ibarra.

El libreto, escrito por Verónica Musalem, se inspira en la obra de teatro del dramaturgo checo Karel Capek. El estreno será el 3 de junio en el Palacio de Bellas Artes.

Con las direcciones concertadora de Guido Maria Guida y escénica de Claudio Valdés Kuri, la obra retrata la naturaleza humana mediante insectos que personifican a la sociedad: hormigas que trabajan para la guerra, artrópodos avaros y anquilosados o jóvenes mariposas tan ociosas como frívolas.

Los insectos muestran los peores defectos del mundo actual: indiferencia ante los problemas, ambiciones desmedidas y apología de la violencia.

Equiparaciones interesantes

En entrevista con La Jornada, el actor Joaquín Cosío, quien interpreta a un vagabundo, dijo que el texto de Capek es de gran importancia en la historia de la literatura dramática. “El autor establece, a partir de estos universos fantásticos de la vida de los insectos, una especie de paráfrasis de la vida en la sociedad del hombre.

Es una crítica bastante acertada y lúdica sobre la sociedad. El texto habla de la vida de las mariposas, de los insectos subterráneos y de las hormigas; se hacen unas equiparaciones muy interesantes, añadió.

De acuerdo con el actor, las mariposas y las hormigas viven este universo intrascendente, banal, porque estos insectos tienen un afán productivo vinculado al capital, entonces el mundo subterráneo de personajes miserables que se comen unos a otros es una crítica bastante triste y pesimista de la organización social.

Los personajes son las hormigas (se preparan para la guerra), las mariposas (simbolizan los despreocupados jóvenes burgueses), así como un parásito, una larva y un vagabundo.

Cosío reiteró que la crítica social que hace Capek es atinada. No te esperas que este mundo fantástico de seres diminutos contenga esta crítica social tan fuerte.

Para el actor, El juego de los insectos es una ópera extraordinaria con personajes fantásticos.

Estoy ligeramente apabullado porque hablamos de una ópera y, por tanto, soy el primer fascinado de ver estos personajes cantar. Como actor estoy incorporándome a ese universo musical de la mejor manera posible, dijo Cosío.

“El vagabundo –explicó– es un personaje muy divertido e interesante en la pieza, también representa una ruptura en la puesta tradicional de la ópera porque de pronto irrumpe un actor, un personaje que no canta.”

La ópera se desarrolla en un bosque donde el vagabundo, decepcionado del género humano, decide contemplar la vida de los insectos que lo rodean. Consta de prólogo, tres escenas y un epílogo divididos en dos actos.

Con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes, El juego de los insectos se presentará el 3 y el 10 de junio a las 17 horas, y el 7 y el 12 de junio a las 20 horas, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro).