Con el objetivo de asegurar mayoría en el Congreso de la Unión, Morena y el Frente PAN-PRD-MC enfilan sus estrategias para conseguir el margen necesario que facilite la gestión de quien gane la Presidencia de la República. En tanto, el PRI trabaja más a la defensiva para conservar al menos lo que consiguió en la legislatura actual (55 lugares en el Senado y 128 diputaciones de mayoría).

Las proyecciones de Morena las dejan en el rango de 40 puntos de intención de voto para diputados, lo cual significa ganar alrededor de 120 de los 300 distritos en los que está dividido el país, más los espacios plurinominales (calculados con base en los sugragios obtenidos por cada partido) daría una posición preferente con una bancada de entre 200 y 220 diputados.

Hay condiciones políticas para lograrlo, dijo Horacio Duarte, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral. Con este cálculo, afirma estar en posición de ser la primera fuerza en el Senado.

Hay sectores del PRI y del PAN, agregó Duarte, que ya dan por hecho la pérdida de la Presidencia y buscan atrincherarse en el Congreso para obstaculizar la eventual gestión de López Obrador. Quieren fortalecerse en sus distritos, en sus regiones, para tener el mayor número de diputados. Evidentemente no la mayoría, pero yo alertaría del intento de querer boicotear desde el Congreso al gobierno de López Obrador.

Consideró que el frente puede ser segunda fuerza legislativa y el PRI y sus aliados la tercera.

En tanto, la previsión de la coalición Por México al Frente es obtener 210 diputaciones y 65 escaños en el Senado (36 por la vía plurinominal y 29 de mayoría).

Esa coalición busca polarizar a la encabezada por Morena, que incluye al PT y al PES; considera factible que en San Lázaro se encontraría representada de la siguiente forma: PAN, 116 diputados, PRD, 49 y MC, 45.

Para el Senado, sus cuentas también son optimistas, porque prevén un porcentaje mayor al que ahora poseen.

A su vez, priístas consultados dijeron que van contra el tiempo y que el reto es mayúsculo, de ahí que se debe hacer lo que debió aplicarse desde diciembre pasado: dar tiros de precisión, es decir, garantizar específicamente distritos y entidades que se consideren seguros.

No obstante, afirman, el camino es recuperar el orgullo tricolor. Nuestra marca vale de 20 a 24 puntos, pero hay que trabajar duro. En 2012, había que llevar los votos de arriba hacia abajo, pero ahora es de abajo para llevárselos al de arriba, dijo un dirigente partidista, parte de la estrategia en la campaña del candidato presidencial de ese partido. Estamos muy optimistas porque ya se está moviendo el partido, el cual, sinceramente, al inicio de esta campaña estaba en la hamaca.

Otro líder de la cúpula tricolor aseguró que funcionan la atención y compensación a los militantes que se sentían excluidos.

Admitió que es una elección competida y complicada, pero seguimos siendo una fuerza política importante y retendremos lo ganado en el Congreso, confió.

Los priístas manifestaron su confianza en aceitar la semana entrante toda la estructura de su partido, especialmente por el comienzo de campañas locales en el estado de México.