Opinión
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Mayo del 68 francés
Exposición Mai 68 en la Biblioteca Nacional de Francia
Foto
Imagen de archivo de la agencia Afp que muestra un enfrentamiento entre policías y manifestantes en las calles de París. Luego, dos ejemplos de la gráfica de esa época
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esde los inicios del movimiento estudiantil en Francia, el mes de mayo de 1968 los bibliotecarios de la Biblioteca Nacional de Francia, situada entonces en la rue de Richelieu, toman conciencia de la importancia de los eventos y se lanzaron a la búsqueda de tracs, afiches, fotografías, dibujos, canciones, grafitis, poemas que recogen y renuevan los espíritus del dadaísmo y el surrealismo en el atelier reunido en la universidad de Censier, así como otros documentos nacidos de los sucesos que conmocionaron al país. Los bibliotecarios recorrieron edificios universitarios, imprentas, periódicos y cuanto lugar era susceptible de contener los objetos de la Historia en vivo. Labor gigantesca por la ambición y el tamaño de tal empresa. Aventura inédita la de estos bibliotecarios, convertidos en historiadores del presente, pues decidieron reunir por anticipado pruebas y huellas de hechos que serán la Historia, cuando la imaginación tome el futuro.

Lograron coleccionar 15 mil piezas que atestiguan las aspiraciones de una juventud decidida a tomar las riendas de su destino, romper los rígidos cánones de las costumbres y la moral en boga, escapar de la hipocresía de adulterios y amores clandestinos, poner fin definitivo a los peligrosos abortos en secreto y a la homosexualidad vergonzante, acceder a la libertad de expresión, vivir sexualmente libres en un mundo hedonista.

Sin embargo, la recolecta de los objetos no se llevó a cabo sin tropiezos. Una reunión sindical tuvo lugar el 20 de mayo de 68 en la Biblioteca de la rue Richelieu. Los bibliotecarios habían decidido participar en los acontecimientos. La administración clausuró los locales en cuestión el 25 de mayo. Reabiertos el 6 de junio, otros contratiempos se presentaronn: si los tracs son fácilmente colectables, distribuidos masivamente en la calle, el acceso a las minutas de las reuniones se reservaba a los participantes de los comités. Por otro lado, surgió un problema deontológico: no era permisible arrancar un afiche si no existía un doble: no se trataba de dañar la información. La empresa parecía sicológicamente imposible: ¿cómo podía aceptar el autor de un manifiesto destinado a cambiar la sociedad que su texto, una vez en la Biblioteca, se convirtiera en un elemento histórico y ya parte, pues, del pasado?

A pesar de los obstáculos, incluyendo la decisión de algunos comités de destruir los documentos cuando la policía los desalojó de los recintos universitarios, con el fin de no dejar posibles expedientes judiciales en su contra, bibliotecarios y voluntarios lograron colectar su mejor cosecha en junio: los huelguistas abandonaron los documentos durante la deserción de las universidades tomadas por la policía.

Gracias a esta labor, puede presentarse ahora una muy completa exposición en la actual Biblioteca Nacional que lleva el Nombre de François Mitterrand. Los afiches de solidaridad con el movimiento estudiantil en México, presentes en esta muestra, son significativos: la imagen expresa con fuerza la tragedia y la revuelta donde no cabe la resignación.

Como otras actividades alrededor de Mai 68, la de la Biblioteca Nacional de Francia es ajena a la idea de conmemoraciones y celebraciones. No se trata de ir en contra del espíritu libertario de la época cuando todo es posible y la imaginación toma el poder.

La exposición, con la cual los organizadores recrean la memoria visual colectiva a través de una vasta iconografía, permite a los visitantes más jóvenes descubrir las imágenes reveladoras de eventos que dieron un nuevo giro a la Historia y cambiaron la vida con su rebeldía contra un mundo esclerosado. Muchas cosas han pasado desde hace 50 años, pero el soplo del espíritu de 68 sigue presente. Los neoconservadores no han ganado más que la imagen virtual del poder transformado en tuits.

Quienes formamos la generación del 68 podemos ver sin nostalgias vanas esta reconstitución visual y seguir convencidos de que ser realista es pedir lo imposible.