Mediante la poética del cuerpo, la puesta explora fragmentos del tríptico de El Bosco
Se presentó en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el contexto de su centenario
Domingo 13 de mayo de 2018, p. 4
La Compagnie Marie Chouinard regresó a México con una intensa, poderosa y sublime coreografía inspirada en el tríptico El jardín de las delicias, del pintor holandés Jerónimo Bosch, El Bosco.
En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, que cumple un centenario, se presentó este viernes y sábado la obra El Bosco: el jardín de las delicias, de la coreógrafa quebequense Marie Chouinard (1955), quien logra llevar al espectador a un mundo de alegría, de locura y también de armonía paradisiaca.
La coreógrafa, al igual que en sus trabajos anteriores, explora la poética del cuerpo y comparte la belleza del cuadro del pintor holandés al mostrar en detalle fragmentos de la pintura en unas pantallas circulares.
Con apoyo de la tecnología en el centro del escenario se proyecta en una pantalla grande la imagen del tríptico creado entre 1490-1500. La propuesta coreográfica creada por Chouinard está dividida en tres actos: el jardín de las delicias, el infierno y el paraíso.
La mirada de Chouinard ofrece al espectador un viaje que se inició en el panel central de El jardín de las delicias, donde los bailarines realizan posiciones muy parecidas a las de la pintura y se mueven siguiendo la música del compositor Louis Dufort como si fueran una extensión del cuadro.
Se trata de la desnudez del ser humano, que va más allá de lo físico; se trata de las emociones. En este acto hay deseo, gozo, diversión. Todo es sublime. Cuerpos que se unen y bailan dentro de una enorme burbuja, mujeres cabalgando, vemos belleza y alegría.
El segundo acto es el infierno, el panel derecho. Aquí una enorme mujer con voz grave grita para adentrar al público a un mundo de caos, de locura y descontrol. Un lugar donde hay escaleras pero nadie puede salir y la angustia y desesperación se nota en las miradas de los bailarines.
Finalmente, el tercer acto es el paraíso, que está representado visualmente por la figura del Padre, Adán y Eva, donde se respira paz y tranquilidad; incluso, el ritmo de la música cambia.
En la obra de Chouinard está representada la belleza del cuerpo y de la vida; asimismo, permite observar el horror que puede generar el hombre.
La coreógrafa y bailarina Marie Chouinard fundó su compañía en 1990 y desde sus inicios sus piezas se caracterizan por celebrar al cuerpo humano como vehículo de la vida; además, junto con sus colaboradores ha trabajado para crear piezas que revelan un mundo de luz y sonidos.
Chouinard trabaja con los huesos y los músculos de los bailarines, y cada movimiento y gesto refleja su esencia.
El Bosco: el jardín de las delicias, de Marie Chouinard, se realizó en coproducción con la Jheronimus Bosch 500 Fundation de Holanda, con motivo del quinto centenario de la muerte del pintor que se conmemoró en 2016.