Prosiguen los festejos por el centenario del histórico recinto
Desde el tríptico del Bosco, la coreógrafa apunta al futuro, define bailarina
Miércoles 9 de mayo de 2018, p. 4
La compañía quebequense de danza Marie Chouinard regresa a México con El Bosco: El jardín de las delicias (2016), obra que escenificará mañana jueves y el viernes 12 en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Ese montaje se inscribe en los festejos por el centenario del histórico recinto.
Chouinard, actual directora del departamento de danza de la Bienal de Venecia, no viajó a México; en su lugar, la bailarina Carol Prieur, con 23 años de pertenecer a la compañía fundada en 1990, dijo en rueda de prensa que una de las cosas más maravillosas acerca de la obra de la coreógrafa es que cada una es un universo. El telón se sube y el espectador se adentra en un mundo. Se da una transformación gracias a la iluminación, la música, el vestuario y la escenografía. Es una creación en la que uno viaja. Marie posee una perspectiva única de ver la vida y representarla
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Respecto de El Bosco: El jardín de las delicias, Prieur adelantó que Chouinard se ha inspirado con la obra de un pintor que murió hace 502 años, de modo que ésta pertenece a otro tiempo. Sin embargo, es algo que aún es relevante. De allí que el tríptico de Hieronymus Bosch que “viaja a 2018 y se presenta en escena, es algo con el que podemos relacionarnos. Marie ha tenido acceso al mundo de El Bosco, para entregarlo en movimiento y convertirlo en algo pertinente con la actualidad”.
Sobre el proceso creativo de esa coreografía dividida en tres actos, la intérprete dijo que Chouinard amplió las fotografías de la obra al tamaño real de los bailarines. Luego las utilizó a la manera de una partitura para crear el movimiento. De modo que nos volvimos espejos, o figurines, entonces el movimiento es como una extensión de la pintura
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Como sumergirse en un río
Para su coreografía, Chouinard ha cambiado el orden de las pinturas. El primer acto sucede en torno al panel central, El jardín de las delicias; el segundo, el panel derecho, El infierno, y el tercero, el panel izquierdo, El paraíso. Es decir, de un universo de belleza y alegría, la atmósfera se traslada al caos de la fealdad y las pesadillas, un lado que no se muestra de modo normal. Finalmente, todo termina con el Edén, imagen muy icónica con el Cristo, la figura del padre, así como Adán y Eva. Sin embargo, Cristo no necesariamente es representado por un hombre, ni Eva por una mujer. Para Prieur es una obra que apunta al futuro.
Según la bailarina, Chouinard, al crear, es muy instintiva. Su inspiración creativa es como sumergirse en un río y seguirlo. Es desconocido y no sabe adónde la llevará. Sin embargo, se desenvuelve según avanza. No se puede hablar de una historia. Cada espectador vive su propia experiencia. Hay muchas capas respecto de cómo Marie trasladó la danza al escenario, de allí que la obra tiene muchas lecturas. Tiene la posibilidad de conectarse a muchas y diferentes realidades de la humanidad, de quiénes somos. Emplea, incluso, la respiración y la voz. Es una energía que comunica
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Añadió que los 10 bailarines de la compañía fuerzan su cuerpo con el fin de entrar en un estado físico que luego produce conexiones emocionales y fisiológicas representativas de diferentes texturas de la humanidad. Es como convertirse en una pintura o un escrito
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El Bosco: El jardín de las delicias, a cargo de la Compagnie Marie Chouinard, se presentará lmañana jueves y el viernes 12, a las 20:30 y 19 horas, respectivamente, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (calle Donceles 36, Centro).