Sociedad y Justicia
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Tarea del Estado, tomar las riendas de la salud
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Entre los méritos del ex funcionario destaca mayor potabilización del agua en el paísFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Martes 8 de mayo de 2018, p. 32

La muerte de un niño no es un evento natural y es inaceptable cuando se puede prevenir. A Jesús Kumate Rodríguez le tocó, desde pequeño, estar cerca de estos fallecimientos. En su natal Sinaloa, todos los días veía pasar cajitas mortuorias blancas y escuchaba decir: Ahí va un angelito al cielo.

Con el tiempo comprendió de lo que se trataba: en México los niños morían de diarrea y por enfermedades que podían evitarse con vacunas que no les llegaban.

Cuando estuvo en sus manos la posibilidad de cambiar esa situación, lo hizo con la vocación y compromiso por los que se le reconoce. Como titular de Salud (1988-1994), convenció al presidente de la República de la necesidad de invertir más en potabilizar el agua e introducir mayor drenaje en el país para hacer frente a la epidemia de cólera que había llegado en 1991.

La mejora en la calidad del líquido que consumía la población sirvió para empezar a controlar la infección y al mismo tiempo, comenzaron a disminuir las muertes de niños por enfermedades gastrointestinales. Al enterarse de este beneficio colateral en el área que era de su personal interés, Kumate expresó: ¡Bendito cólera!.

También, con el nefrólogo y pediatra Felipe Mota, impulsó la introducción y distribución masiva del sobre Vida Suero Oral para prevenir la deshidratación y muertes infantiles a causa de las diarreas. La meta era disminuir a la mitad la tasa de defunciones de 137.4 niños por cada cien mil menores de cinco años, entre 1990 y 1994.

El objetivo se alcanzó en 1992, cuando la tasa se ubicó en 67.4 por cada cien mil y siguió bajando. Para 1993 era de 62.9. Los niños pasaron de tener 4.5 episodios de diarrea en 1991 a 2.2 en 1993. El programa Hidratación Oral sigue vigente.

Kumate también puso en marcha los días nacionales de vacunación bianuales de seis aplicaciones obligatorias, gratuitas. Ordenó la creación de la red de frío para asegurar la calidad de los biológicos. Durante su gestión al frente de Salud, casualmente repuntaron los casos de sarampión. Más de ocho mil niños murieron por esa causa en aquellos años.

En 1991 le tocó recibir la certificación de la Organización Mundial de la Salud por la eliminación de la poliomielitis (poliovirus salvaje).

Kumate fue hijo de un inmigrante japonés y una mexicana, a quien su pasión por la medicina y en particular por los niños, lo llevó a especializarse en pediatría e infectología. Se le reconoce por su capacidad de médico clínico e investigador.

Durante 28 años trabajó en el Hospital Infantil de México, el cual dirigió. Ahí comprendió cómo era México, según contó él mismo en su libro Mi encomienda, editado en 2014 con motivo de su cumpleaños 90 (noviembre de 2014).

Kumate no era un hombre de bromas. Más bien, tenía una personalidad severa y disciplina férrea, herencia de su propia personalidad y de su formación militar de cirujano.

Una anécdota que da cuenta de su carácter la recuerda el actual titular de Salud, José Narro Robles: Kumate empezaba sus clases a las siete de la mañana en punto. Su regla era que después de él, nadie entraba. Si alguien llegaba uno o dos minutos después, era mejor que ni se molestara en tocar la puerta porque no lo dejaba entrar. Un día, uno de sus alumnos esperaba afuera del salón a que llegara el profesor y, por cortesía, le cedió el paso. Kumate entró y cerró la puerta. El alumno se quedó afuera, como indicaba la regla.

Su modestia y sencillez lo acompañaron siempre, y de eso también hay evidencias, como una fotografía de 1957 con los 14 fundadores de la Sociedad Mexicana de Bioquímica, una de las instancias más importantes para el desarrollo de la ciencia mexicana en la segunda mitad del siglo XX. En esa imagen, que es histórica, Kumate aparece en el extremo de la segunda fila. Entre otros, están en la primera fila, Guillermo Soberón y Joaquín Cravioto. Cerca de Kumate están Silvestre Frenk y José Laguna.

Nunca le interesó ocupar puestos políticos, pero tenía claro cuál debería ser la ruta: Tomar las riendas de la salud debe ser una política de Estado. Éste debe asumir lo que le compete y jamás traducir y reducir su obligación a dar limosnas, escribió en Mi encomienda, donde lamentó de la pésima distribución de los recursos que obstaculizaba los programas del ramo.

Jesús Kumate tuvo un amigo gurú: Guillermo Soberón. Estuvieron juntos en todas las luchas en el sector y en la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando el segundo fue rector.

Trabajó en la Facultad de Medicina y en el área de posgrado. Después, cuando Soberón fue titular de Salud, en el sexenio de Miguel de la Madrid, Kumate estuvo al frente de la coordinación de los Institutos Nacionales de Salud, donde promovió la investigación científica.

Luego fue subsecretario y con el cambio de gobierno llegó a ser titular de la dependencia federal.