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Concluye temporada en junio; encabeza el elenco Blanca Guerra

El zoológico de cristal, de Tennessee Williams, en el teatro Helénico
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de mayo de 2018, p. 9

Tan hermosa como divertida y por momentos perturbadora es El zoológico de cristal, obra clave de la dramaturgia contemporánea, en particular del realismo estadunidense, que realiza temporada en el teatro Helénico del 3 de mayo al 24 de junio.

Producida por Rama de Teatro, Bh5 y Óscar Uriel, es considerada uno de los textos más complejos y logrados de Tennessee Williams, así como su libreto dramático con mayor contenido autobiográfico.

Bajo la dirección escénica de Diego del Río y protagonizada por la primera actriz Blanca Guerra, en ella se profundiza en la fragilidad emocional, a partir de la historia cotidiana de una familia que atraviesa por diferentes problemáticas.

La trama está sustentada en los recuerdos de un hombre sobre su madre, una encantadora y al mismo tiempo castrante mujer de nombre Amanda que hace todo lo que está a su alcance para mantener el control familiar y cuyos dos hijos, uno de sexo masculino y otro femenino, no encuentran la manera de deshacerse de ese asfixiante yugo.

De nombre Tom, él es un poeta frustrado y alcohólico que debe trabajar en un almacén de zapatos para llevar el sustento a casa; ella, Laura, la hermana mayor, carga a cuestas una incapacidad que le impide trabajar, además de una inmadurez emocional que la convierte en un ser tan quebradizo como la colección de animales de cristal que preserva con tanto celo.

Con dos horas de duración, uno de los puntos principales de conflicto radica en el ridículo afán materno de matrimoniar a la hija a toda costa, para lo cual se vale de la manipulación y la coerción para que el hijo varón invite a cenar a casa a un compañero de trabajo y potencial pretendiente.

Esto da pie a una serie de situaciones que penden en la cuerda floja entre lo hilarante y lo patético, drama que se aligera merced el fino sentido del humor del autor, por momentos irónico e incluso ácido.

El ritmo escénico es vertiginoso, con escenas y cuadros que se suceden uno tras otro con agilidad y sutileza, sin dar pie a la distracción, virtud a la que contribuye la escenografía diseñada por Jorge Ballina.

Ésta consiste en un polígono irregular que ocupa la totalidad del escenario y en cuyo interior se encuentran el comedor y la sala de una casa, dispuestos en niveles diferentes y con inclinaciones que dan la apariencia de estar chuecos, a la manera de un cuadro cubista. El mobiliario y el uso de papel tapiz de diferentes colores y diseños remiten a la estética de mediados del siglo pasado.

La iluminación, en tanto, está a cargo de Víctor Zapatero, con una propuesta que acentúa los aspectos dramáticos de la obra y que pasa de una luz refulgente al principio del montaje a la entera penumbra en su parte final.

Acerca de esta obra, Diego del Río ha dicho que su naturaleza es femenina y cruda al mismo tiempo, además de ser real y directa, aunque está plagada de simbolismos.

“Esta es una historia de amor. Una historia de personajes que ‘sienten mucho todo’, cosa que a veces no funciona en el mundo ‘normal’. Es una historia sobre la falta de espacio en medio de la dinámica cotidiana, que a veces es claustrofóbica, nos ahoga y no nos deja ser quienes realmente debemos y queremos ser. Es una historia sobre cómo el ‘amor intenso’ rebasa.”

Además de Blanca Guerra, el elenco está formado por Adriana Llabrés, Pedro de Tavira Egurrola y David Gaitán, quien alterna con Mariano Palacios.

Las funciones son los jueves y viernes a las 20:30, sábados a las 18 y 20:30 y domingos a las 17 y 19:30 horas en el teatro Helénico del Centro Cultural Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn.