La alienación parental es una figura jurídica controvertida, pues mientras algunos grupos de padres señalan que se trata de un fenómeno invisibilizado y poco atendido a pesar de su gravedad, otros consideran que es un término sin sustento científico ni clínico.

La sicóloga Laura Martínez, por ejemplo, subraya que este término no está incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales ni está reconocido por la Organización Mundial de la Salud, y en muchas ocasiones es utilizado por padres que agreden sexualmente a sus hijos para evadir su responsabilidad.

Guiándose con dichos argumentos, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México derogó esa figura del Código Civil de la capital en agosto de 2017, por lo que ya no puede ser utilizada como causa para determinar cuál de los dos progenitores se queda con la custodia de los hijos.

En sentido contrario, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó el pasado 18 de abril –a propuesta del ministro Arturo Zaldívar– que sí se justifica modificar la guardia y custodia de los hijos cuando uno de los padres impide que convivan con el otro.

Dicho cambio, apuntó, debe realizarse de forma gradual y escuchando en todo momento la opinión de los menores, pues un cambio radical sería perjudicial para sus vidas.