n 1977, Inglaterra: el punk estaba en su punto más alto; el rock de estadio seguía su inercia a punto de virtuosismo inalcanzable (si querías tocar sintetizadores, eran caros y tenías que ser como Keith Emerson, Rick Wakeman o Rick Wright); la música disco de Donna Summer vía el visionario productor Giorgio Moroder ya causaba furor, así como el ambient de Jean Michel Jarré. Pero a nivel subterráneo, venía una nueva disrupción: la actuación ese año en Londres, del histórico grupo alemán Kraftwerk, pionero de la electrónica, detonó cabezas como cuando los Sex Pistols tocaron en 1976 ante una camada de músicos que después formarían las bandas que definirían al punk.

Y es que los germanos, a diferencia de la moda de pelo largo y pantos acampanados, no sólo parecían ingenieros con traje, pelo corto y actitud robótica, sino que sólo tocaban sintes y percusiones electrónicas fabricadas por ellos mismos. Así que, tras quedar tocados por tal cuarteto minimalista, con la misma actitud Hazlo Tú Mismo (DIY) del punk (poco presupuesto y sencillos recursos musicales), surgieron grupos como The Human League, Cabaret Voltaire, Orquestal Manoeuvres in the Dark y Joy Division. Esta nueva generación llamó la atención a especialistas como John Peel y Tony Wilson, pero no tuvo impacto masivo. La música de sintetizadores aún no era vista como algo serio.

En medio de ese furor, surge el fantástico Gary Numan (Gary Anthony James Webb, Londres, 1958), tras llamar la atención del sello Beggars Banquet: de pronto estaba en 1979, en el programa de más audiencia, Top of the Pops. Fue un trancazo masivo. Su sonido rico en armonías, texturas futuristas y rítmica proveniente del punk, se desmarcaba del incipiente synth pop de entonces, amén de sus letras cyber sobre un mundo dominado por las máquinas (influido por Philip K. Dick) y su apariencia de ciencia ficción, que parecía cruzar el look androide de Kraftwerk con la elegancia del Thin White Duke, personaje de David Bowie (en cuya trilogía sintética de Berlín también se inspiró). ¿De dónde salió éste?, se preguntaron muchos músicos con admiración. Pero la prensa, a pesar de que con tres discos (sobre todo el The Pleasure Principle de 1979), encabezó las listas de popularidad, lo trató con desdén, lo cual fue en detrimento de su fama a escala comercial (no así de su creatividad ni su carrera). Sin embargo, Numan ya había hecho mella y se volvió un personaje de culto: su irrupción fue un parteaguas y tras él, la oleada de synth pop encabezada por Depeche Mode se disparó sin límites. Su influencia en este género y el industrial, es invaluable y vigente, además de que no ha dejado de componer, grabar y dar shows. Es este personaje, creador de un concepto único, actuará de nuevo en México, mañana en la primera edición del festival CNTRL (Control).

El encuentro, organizado por Noiselab, ofrece un elenco nacional e internacional, que incluye diversas vertientes de electrónica digital y sintética, con un perfil oscuro: además de Numan, de Inglaterra, el productor Luke Vibert, gustoso de la electrónica clásica, el hip hop y el acid house; la banda The Horrors y su brillante dark wave actualizado. De Francia, el dueto Nonotak Studio: electrónica digital con asombrosos diseños de luces y maping; muy recomendable. De Bélgica, el legendario combo de industrial Front 242. De Estados Unidos, la electrónica experimental, tanto ambient como glitch /digital, de Richard Devine, y el electro-industrial de Black Line. De México, Década 2, pionera de la electrónica industrial desde los años 80.

Sábado 28: CNTRL Fest en Pepsi Center WTC (Dakota s/n, Nápoles); 15 horas a 3 de la mañana; $830 a $2150. Detalles, horarios.

Vaivén: Justice, Zhu, Neon Indian...

Sábado 28. En la línea de Bahidorá, que combina cartel electrónico con paraje primaveral, fuera de la capital, el Festival Vaivén llega en segunda edición, con gran elenco indie: de Francia, el fascinante dúo Justice; de EU, la electrónica pop de Zhu, Bob Moses, Neon Indian y Goldroom; de Inglaterra: el electro-pop de Youngr; de Alemania, el deep house de Claptone; de Dinamarca, el techno de Bakermat; de Noruega, el house de Lemaitre. De México, pop rock, hip hop y electrónica con: Hello Seahorse!, Clubz, Sabino, Wet Baes, Ruzzi, Teen Flirt, Rey Pila, entre otros. Jardines de México (Jojutla, Morelos), 14 horas a 5 de la mañana, $1177; boletos, transporte y camping. Detalles.

Jueves 3. Premiata Forneria Marconi, histórica banda italiana de rock progresivo creada en 1971, vuelve a México, con su extravagante sonido entre bucólico y explosivo, presentando su último disco Emotional Tattoos (2017). Auditorio Blackberry (Insurgentes y Tlaxcala, Condesa), 21 horas, $778 a $1200 (más conciertos).

Twitter: patipenaloza