Los criminales fingieron un incidente de tránsito para atacar
Martes 24 de abril de 2018, p. 9
La mañana del 15 de mayo pasado, Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada en Sinaloa y editor del semanario Ríodoce, dejó las instalaciones del medio de comunicación que fundó en 2003. Con su tradicional sombrero puesto, subió a su automóvil, un Toyota Corolla rojo, pero sólo avanzó dos calles: tres sujetos lo esperaban para cerrarle el paso y asesinarlo.
Antes, había llegado a las 9 horas, como era su rutina de los lunes, para participar en la junta editorial del semanario, ubicado en Francisco Villa Poniente, 701, de la ciudad de Culiacán.
Después de dos horas de reunión, permaneció para escribir una información para La Jornada sobre las manifestaciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que sucedían al mismo tiempo. De acuerdo con las indagatorias, al salir del lugar, poco después de las 12 horas, ya había un sujeto que lo vigilaba.
Javier tomó la avenida Teófilo Noris y cruzó Ramón F. Iturbe, viró en Epitacio Osuna y volvió a girar en Vicente Riva Palacio.
Unos metros más adelante, los tres sujetos, uno de los cuales fue detenido ayer, le dieron alcance en un automóvil blanco y chocaron la parte trasera del vehículo del periodista para fingir un accidente.
La información de las autoridades, basada en testigos, apunta a que el comunicador se detuvo cuando sintió el golpe y se bajó para verificar el daño, cerca de la estancia infantil Los Jardines, justo a la hora en que se sirve la comida a los niños de prescolar.
En ese momento, el vehículo adelantó dos metros y frenó, cerrando el paso a Valdez.
Los tres hombres, armados y embozados, bajaron y se dirigieron al periodista, lo hicieron separarse de su unidad, lo arrodillaron y le dispararon al menos 12 tiros con armas calibres .38 y nueve milímetros. Su cuerpo quedó tendido sobre el asfalto y a mitad de la calle, con su sombrero aún puesto.
Los criminales huyeron; dos en el mismo automóvil en que llegaron; el otro se llevó el del comunicador y lo abandonó en el centro de la ciudad.
Cerca del lugar del ataque se encuentra el único predio de la zona que cuenta con dos cámaras de vigilancia; sin embargo, el hecho no fue captado en video.
Horas más tarde, Juan José Ríos Estavilla, titular de la Fiscalía General de Sinaloa, anunció el inicio de las investigaciones y reconoció como principal línea de investigación la actividad profesional del periodista.
Semanas antes, Valdez, especialista en temas de seguridad y autor de Los huérfanos del narco y Narcoperiodismo, entre otros libros, había recibido amenazas de muerte, aunque la dependencia estatal negó que las hubiera recibido.
El gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, condenó el asesinato. Sin embargo, decenas de comunicadores repudiaron la ola de asesinatos a periodistas meses antes, y que se han vuelto característica de los años recientes.
¡Basta de discursos! Queremos que nos diga cómo se va a investigar y sancionar a los asesinos de periodistas
, reclamaron al mandatario comunicadores y activistas que salieron al día siguiente en protesta por el asesinato de uno de los periodistas más reconocidos, no sólo en el estado y en el país, sino una referencia internacional, de acuerdo con especialistas en seguridad.
Sus amigos y colegas lo recuerdan como jocoso, directo y sarcástico. Desde su homicidio, en homenajes que se le han brindado desde hace casi un año, siempre surgen comentarios sobre su trabajo, que trascendió fronteras.