Los contratos firmados con las empresas que edifican el Nue­vo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM) no impiden legalmente finiquitar los acuerdos, y su cancelación, aunque tendría impacto y generaría incertidumbre, no sería catastrófico, sostuvo el presidente de la comisión especial que da seguimiento a su construcción en San Lázaro, Rafael Hernández Soriano (PRD).

Incluso recordó que la actual administración federal ya canceló dos proyectos con capital extranjero como el caso del tren México-Querétaro y Dragon Mart, en Quintana Roo.

Todos los contratos, incluso por ley, en las leyes nacionales e internacionales, coinciden en que debe haber cláusulas penales, es decir, de incumplimiento, en las que se establecen bajo qué condiciones se puede dar el término anticipado de cada uno de ellos, y las condiciones, penas o sanciones de cada una de las parte en caso de ser responsables. Sin duda estos contratos deben de tenerlos, señaló.

Sin embargo, la versión pública de los contratos publicadas por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México no contiene esta información por un alto nivel opacidad. Obviamente por la opacidad con la que se conduce el gobierno federal, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o Grupo Aeroportuario no se conocen estas condiciones. Necesitamos conocerlos; no tienen ninguna razón [para ocultarlos]; no es información de seguridad nacional, salvo datos personales que hay que borrarles, no hay razón para que los oculten y se conozcan.

Sostuvo que la comisión especial de la Cámara de Diputados ya pidió al Grupo Aeroportuario dicha información, pero la respuesta fue que todos los contratos públicos se encuentran en su página web.

Las cancelaciones de este tipo, dijo, tienen menor afectación cuando responden a cosas fundadas, está el caso de Dragon Mart, que se canceló a China, lo que aumentaría sería la incertidumbre de inversión en el país, pero siempre la infraestructura aeroportuaria es un excelente negocio; creo que habría inversionistas que verían reducida su confianza en el país, pero no se anularía catastróficamente.

Hernández Soriano sostuvo que se puede mantener el proyecto actual y generar ahorros de hasta 30 por ciento. Afirmó que, en su primera fase, el aeropuerto sería una obra subutilizada por décadas debido a una inversión superior a la cantidad de pasajeros que tendrá al arranque. Por ello propuso un desarrollo modular o progresivo, para que no se construya en 2020 la demanda que tendrá hasta 2050.

Para el legislador federal, el proyecto tiene muchas fallas que deben corregirse; sin embargo, al haberse destinado ya recursos para obras hidráulicas y realización de las pistas, implica una fuerte inversión que podría perderse.