El resultado de la primera edición del Premio de Crítica Teatral Olga Harmony se dio a conocer hace unos días en un acto efectuado en la casa de quien durante medio siglo ejerció ese oficio.

Participaron Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura de Ciudad de México (CDMX), quien entregó los respectivos pergaminos a Iliana Muñoz, en la categoría de crítica escrita y a Ricardo Macías en el rubro crítica en blog-página web-redes sociales. Cada uno recibió 15 mil pesos.

Una tercera categoría, crítica en video, quedó vacante porque no hubo propuestas.

En total 43 personas –30 en crítica escrita y 13 en blog-página web-redes sociales– respondieron a la convocatoria lanzada en julio de 2017 por la Secretaría de Cultura local, por conducto de la Coordinación de Sistema de Teatros, que dirige Ángel Ancona, también presente.

El jurado estuvo integrado por Alegría Martínez, Miguel Ángel Quemain y Juan Hernández.

El lunes cumple 90 años; sus textos, en hemeroteca digital

Olga Harmony, quien este lunes cumple 90 años, y durante casi tres décadas fue la crítica de teatro de La Jornada, presidió el acto desde un sillón en medio de la sala de la casa que, insistió, no es suya sino de su hija Lucila Rousset. Compartió su beneplácito porque a esta edad se me haga este honor e hizo votos para que el galardón continúe por vanidad y porque debería haber más espacios para la crítica.

Vázquez Martín dijo: Sin el pensamiento crítico la cultura no se desarrolla. Para Harmony la crítica es un vehículo entre el arte teatral y el público lector.

El crítico necesita conocer el teatro porque de otra manera no funciona, necesita leer todos los libros indispensables de teatro, conocer los movimientos teatrales, en fin, tener un poco de cultura general y ofrecer al público datos que no están en el programa de mano.

En nombre del jurado, la periodista cultural Alegría Martínez reiteró que el premio es un homenaje al trabajo que durante tanto tiempo desarrolló Olga Harmony, cuyos artículos siempre han sido una referencia. Son parte de la memoria del hecho escénico durante más de tres décadas.

Respecto de los textos premiados, más allá del análisis y la reflexión atrás, hay un trabajo de escritura porque no sólo se trata de volcar las cosas en el papel.

Para Ricardo Macías –quien estudió filosofía y llegó al teatro desde sus gustos personales–, a los blogs, páginas web y redes sociales “injustamente se les tiende a vilipendiar y juzgar muchas veces como información ligera o textos indignos de un vehículo mayor que podría ser un libro. Opino lo contrario, es decir, lo que se sostiene no es el medio sino la palabra. Lo que vale es el texto como tal, esté publicado en el New York Times o en una servilleta de papel pegado afuera de la estación Zócalo del Metro. Lo que guarda dignidad es la palabra escrita”.

Harmony cuestionó la perdurabilidad de los soportes nuevos. Macías contestó que perdurarán tanto como el servidor que lo aloje lo permita. Mientras alguien lo desee, allí estará el texto a lo largo de muchas vidas humanas.

Iliana Muñoz, quien estudió literatura dramática y después performance, añadió que ejercer la crítica requiere consultar libros y fuentes, algo que Internet favorece. Dirigiéndose a doña Olga, dijo: “Ahora sus críticas de La Jornada están en la hemeroteca digital”.

La Jornada publica los textos de los ganadores del Premio de Crítica Teatral Olga Harmony.