21 de abril de 2018     Número 127

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Agricultura urbana para rescatar
y conservar las semillas

Ireri Elisa Origel Rodríguez Sabe tierra huerto  [email protected] 


Agroecología en casa. FOTOS: Ireri Elisa Origel Rodríguez

A lo largo de la historia de la humanidad la actividad agrícola y las semillas han jugado un papel esencial. En cada cultura la presencia del cultivo de alimentos ha definido su ideología, sus creencias, sus costumbres y tradiciones. Sin embargo, la intensificación en la actividad agrícola a raíz de la Revolución Verde ha provocado el deterioro de los recursos naturales.

El reto de la agricultura actual no sólo es satisfacer las necesidades de más de siete mil millones de personas, sino también crear sistemas alimenticios soberanos, cuyas prácticas conserven la biodiversidad, los ecosistemas y garanticen alimentos nutritivos y limpios. Lo que nos hace reflexionar si bajo la perspectiva actual de producción agrícola esto es posible, sin poner en riesgo los recursos naturales y la calidad de vida de millones de personas. 

Es indudable que estamos ante una crisis alimentaria inminente donde se pone en tela de juicio el sistema alimentario actual. Este panorama nos ha llevado a repensar la agricultura, el alimento y la semilla optando por caminos más éticos, sostenibles  y soberanos. La agricultura urbana  nos brinda la posibilidad de volver a mirar hacia los campesinos y campesinas, de los que tanto tenemos que aprender.

Por mucho tiempo la agricultura y las semillas estuvieron estrechamente vinculadas. Sembrarlas, cosecharlas  y recolectarlas se hizo una actividad cíclica año con año; guardarlas e intercambiarlas entre los mismos miembros de la comunidad o de la región garantizó su adaptación y su resistencia al clima y al contexto.

Poco a poco estas prácticas han ido desapareciendo porque las semillas nativas, criollas y biodiversas han sido reemplazadas por las híbridas y transgénicas. Semillas que provienen de la Revolución Verde, aprobadas y legitimadas por los gobiernos, las instituciones, las academias, las empresas y los consumidores que ante la ignorancia, la desinformación y el poco o nulo interés sobre el origen de los alimentos dan su voto de confianza a un sistema alimentario cuyo único interés es el económico. Esto provoca que pasen a segundo plano los impactos sociales, ambientales, culturales, y que se propicie la dependencia, el empobrecimiento y la pérdida de biodiversidad.

La agricultura urbana surge como una solución éticamente correcta ante un panorama devastador en el que un derecho básico y necesario, como el abastecimiento de alimentos y semillas de buena calidad, es cada vez más difícil.

Históricamente se ha vinculado a la agricultura con el entorno rural y pareciera extraño hablar de agricultura urbana; sin embargo, ésta ha permitido acercar el entorno rural a nuestra vida citadina, aprendiendo de los saberes campesinos y de los sistemas agrícolas tradicionales. Ejemplo de esto son las milpas y las chinampas urbanas, la conservación de semillas con hierbas y cenizas, la siembra de maíz de ollita con sistemas de riego con ollas de barro, la asociación y rotación de cultivos, la polinización abierta, el uso de abonos verdes y de semillas agroecológicas, los cultivos de temporada, los acolchados, el control biológico, las compostas, la siembra de variedades aptas al clima, la bendición de semillas, las ofrendas y los rituales de agradecimiento por las cosechas.

Como nunca antes, el campo y el campesino transitan por un proceso de reconocimiento y dignificación, pero también exponen la urgente necesidad de la soberanía alimentaria y la revalorización del campo, la cual comienza por la soberanía de la semilla y la libre determinación de intercambiarla, como lo han hecho durante miles de años, evidenciando que la agricultura y el alimento no existen sin semillas y las semillas no existen sin la polinización y el cuidado por parte de los campesinos.


Alimentación soberana y sostenible.

Es urgente crear espacios de producción alimenticia urbanos resilientes, donde la semilla tenga un papel principal y prioritario, porque como menciona Vandana Shiva, activista y filósofa de la India: “La semilla es el primer eslabón de la cadena alimentaria”, de ahí la importancia de defenderla, rescatarla y sembrarla.

La agricultura urbana es un aula y un banco de semillas vivo que nos enseña a mirar y a reconocer los ciclos naturales para su propagación y reproducción de hortalizas, hierbas y flores. De este modo apoyamos la biodiversidad, el policultivo y contribuimos a que las distintas variedades se adapten a las condiciones climáticas de la localidad.

Así, tal y como lo proponen Sole Saburido y Jenn Ungemach en el proyecto Somos Semillas: “la mejor forma de conservar semillas es sembrándolas para luego elegir las mejores, recolectarlas, cosecharlas y guardarlas para compartirlas, truequearlas y/o sembrarlas el siguiente ciclo agrícola”.
Sumados a estas prioridades y propósitos, a escala mundial, nacional y regional, han surgido cientos de esfuerzos y “semillas de esperanza”. En el año 2011, en la ciudad de Toluca de Lerdo, Estado de México, nació Sabe Tierra Huerto, proyecto de educación alimentaria y agricultura urbana que se integra al movimiento de semillas libres, ofreciendo talleres a nivel rural y urbano sobre temáticas como conservación, producción y cosecha de semillas.

Desde su creación hemos tenido la visión y la inquietud de sembrar semillas de “buena procedencia”, por lo que nos hemos dado a la tarea de buscarlas en proyectos agroecológicos, orgánicos y en la polinización abierta. Cuando las primeras semillas empezaron a germinar se inició nuestro nexo inexorable con ellas.

Con el objetivo de informar y generar un espacio de inspiración, diálogo y comprensión acerca del profundo significado de las semillas, comenzamos a organizar trueques de semillas, charlas, mesas de diálogos, muestras gastronómicas y presentación de documentales. También nos unimos a la Jornada mundial por la libertad de las semillas y la seguridad alimentaria, convocada por Vandana Shiva.

En  el 2017, en conjunto con Slow Food Toluca Xinantécatl, se realizó el 1er Guateque Milpero para celebrar el Día del Maíz y difundir la campaña de Slow Food  “México Sin Transgénicos” y “Salva la Colmena”, con la intención de informar acerca del contexto actual del maíz, pero también para celebrar y honrar las cosechas, la milpa y la semilla.

En la actualidad fomentamos el conocimiento de las semillas y el diálogo sobre las mismas en las escuelas, a través del trabajo conjunto de la Red de Huertos Escolares, LIZZOULI y Slow Food Toluca Xinantécatl, a fin de utilizar el huerto escolar como un aula didáctica y un laboratorio vivo.

Creemos que las semillas libres, criollas y nativas son símbolo de alimento, pero también de identidad cultural, resistencia, soberanía alimentaria, prosperidad y emancipación. Hoy estamos en un momento histórico crucial, pagando los altos costos de la Revolución Verde, pero al mismo tiempo se están generando redes, comunidades e iniciativas locales, regionales y nacionales que impulsan la creación de huertos escolares, caseros y comunitarios como estrategias de educación y conciencia alimentaria, en la que todos como ciudadanos tenemos el deber y la responsabilidad de participar de manera consciente y constante.

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