Luego de hacer un estudio comparativo de los debates presidenciales en México, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España, Argentina y Chile, el Instituto Nacional Electoral (INE) decidió abandonar el formato rígido que caracterizó los ejercicios anteriores y optar por un esquema más dinámico, parecido al modelo chileno.

En este formato los moderadores, como representantes de los intereses de la audiencia, pueden formular preguntas relevantes a los candidatos, pedir que aclaren temas que no están claros o que expliquen con más detalle los planteados de manera genérica, en una especie de minientrevistas.

De lo que se trata es que nos digan no sólo el qué, sino también los cómos, y se propicie el contraste entre las posiciones, explicó el consejero Benito Nacif, integrante de la Comisión de Debates, quien informó que la televisión pública, Grupo Imagen y MilenioTV ya aceptaron trasmitir el encuentro del 22 de abril. Con Televisa y Tv Azteca aún se negocia para acordar la modalidad de los canales, y estimó que en breve se formalizará el acuerdo con esas cadenas.

El debate del 22 de abril se dividirá en tres bloques. En el primero se abordará seguridad pública y violencia; en el segundo, combate a la corrupción e impunidad, y en el tercero, democracia, pluralismo y grupos en situación de vulnerabilidad.

Cada bloque tendrá dos segmentos. En el primero los moderadores harán preguntas a los aspirantes y en el segundo se privilegiará el intercambio de ideas entre éstos.

Este diseño busca evitar intervenciones memorizadas, discursos secuenciados o evasivas deliberadas de los contendientes. También que se ignoren o eludan referencias directas, explicó el INE.

El modelo parte de las críticas a los anteriores ejercicios, entre las que se encuentran que son poco relevantes y sin incidencia en la decisión del voto, que los moderadores tienen atribuciones limitadas y no existe una participación directa de la ciudadanía.