Opinión
Ver día anteriorSábado 14 de abril de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Pantalla Nómada

Rostros y lugares

Foto
Fotograma de Rostros y lugares ©Agnès Varda-JR, Ciné Tamaris, Social Animals 2016
L

egendaria documentalista, sobreviviente de la Nouvelle Vague francesa, Agnès Varda es una artista a la que le gustan las personas. Abuela del feminismo en el cine, la realizadora de origen belga se embarcó en un itinerario guiado por la casualidad al lado del artista gráfico urbano JR.

El resultado ha sido un documental sin ambiciones, en el que Varda exhibe la humildad que hace grandes a las almas nobles. Ese toque humanista que hace posible comunicarse con la gente.

Rostros y lugares (Visages villages, Francia, 2017) es un filme hecho a dos manos que se vio en la pasada edición de Ambulante y la 64 Muestra Internacional de Cine. Se estrena este 20 de abril en salas comerciales. Es una suerte de diario de viaje y road movie en la que Varda y JR compartieron vivencias durante dos años, lo que les mereció una nominación al Óscar como mejor documental, y otros reconocimientos.

La idea fue pueblear por regiones francesas para conocer personas y retratarlas. Las imágenes se imprimieron en gran formato y se incrustaron sobre muros u otras estructuras para así intervenir los paisajes; de la misma manera en que suele hacerlo el llamado ‘fotógrafo clandestino’ francés, quien insiste en conservar el anonimato.

Esta aventura espontánea de fotografiar gente común se convierte en una exploración por el alma de las comunidades. Los hogares, los recuerdos, los oficios de las personas arrojan significados sobre la vida de quienes se rodean de lo sencillo.

Así, ante nuestros ojos y sin aderezos, se desvelan relatos personales y de regiones; historias inéditas que alumbran el mundo con su singularidad. Por ejemplo, la de Jeanine, última habitante de una calle destinada a la demolición en un pueblo de pasado minero.

Está también un agricultor de Chérence, autoempleado y amante de la innovación, quien se ayuda de avanzada maquinaria para abarcar el cultivo de centenas de hectáreas, él solo.

En el sur francés, en Bonnieux, conocemos a la reservada mesera Natalie, quien luego de posar con vestido, sombrero y sombrilla, se convierte en celebridad de la villa por la gran fotografía que embellece la esquina junto al local donde atiende.

En el inconcluso y derruido pueblo de Pirou-plage, los dos artistas convocan a lugareños a animar ese sitio fantasma. Fotografías de rostros se adhieren a los muros de casonas abandonadas, en una especie de carnaval de retratos y picnic entre curiosos, vecinos y transeúntes.

También vemos que en el puerto de Havre, las enormes fotos de tres esposas de estibadores se incrustan en una inmensa torre de contenedores. Dan forma a una instalación monumental con tres figuras femeninas que se yerguen como tótems en un mundo dominado por hombres.

En definitiva, Rostros y lugares es un cruce amable de fisonomías, aldeas e historias; un filme cuyo importe es la vida misma. Con firme voluntad y pura imaginación, Varda y JR nos ayudan a conocer personas reales por encima de las abstracciones sensacionalistas que hoy nos restriegan los medios y las industrias para el entretenimiento.

Tráiler: https://bit.ly/2GSX6eE

Twitter: @kromafilm