El cártel del Noreste (CDN), surgido de una escisión de Los Zetas, opera con grupos de sicarios en los que participan hasta 150 miembros, y aunque en enero pasado fue detenida una de sus principales lideresas, la organización sigue bajo el mando de familiares de Omar Treviño Morales, El Z-42.

Integrantes del CDN emboscaron en días pasados a elementos de la Secretaría de Marina en el municipio de Nuevo Laredo, Tamaulipas, con armamento considerado bélico por su capacidad para penetrar blindaje y derribar aeronaves.

Tras los hechos, la Procuraduría General de la República localizó más de 3 mil casquillos de diferentes calibres, desde armas cortas, largas y de alto poder de uso exclusivo de las fuerzas armadas, que fueron utilizadas por los criminales contra los marinos.

Estos enfrentamientos causaron el fallecimiento de tres integrantes de una familia que transitaba por la zona y dos marinos y dejaron 12 elementos navales heridos.

Funcionarios que participan en el gabinete de seguridad nacional señalaron que esta organización nacida de Los Zetas ha tenido un resurgimiento y controla, además de Nuevo Laredo –municipio fronterizo con Estados Unidos–, zonas de Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí y tiene operaciones desde Guatemala.

Sin embargo, desde mediados de 2017 el CDN vive un proceso de escisión, por el cual una de las facciones, Los Treviños, se enfrenta a un grupo de ex socios, a quienes las autoridades conocen como Los Katas.

Las versiones refieren que los leales a la familia Treviño Morales son confrontados por Los Katas con apoyo del cártel Jalisco Nueva Generación, lo cual forma parte del escenario de violencia en diversas zonas de Tamaulipas, entre ellas los municipios de Nuevo Laredo y Reynosa. De igual manera se han reportado enfrentamientos y persecuciones de grupos de sicarios en Ciudad Acuña, Coahuila.