Si me encarcelan, seré víctima; si me matan, seré mártir; si quedo en libertad, seré presidente
a tarde de ayer se ha recibido aquí la noticia de que Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, se ha entregado para ser encarcelado, según sentencia, por 12 años y un poco más, aun cuando es comprobadamente inocente de los cargos que se le imputan. Se cumple así con una cadena de ilegalidades y violaciones a sus derechos, cometidos por los representantes de una justicia y un gobierno corruptos, violadores sistemáticos de la ley.
Quienes hoy mandan en Brasil, surgidos de un golpe de Estado dado a través de una mayoría legislativa comprada y política e ideológicamente corrompida, cometen con este hecho un atentado más contra el sentir y convicción de las mayorías populares, dando así satisfacción a los intereses de la explotación y el entreguismo locales e internacionales, así como el ansia revanchista de quienes el pueblo rechaza y desprecia, sin darse cuenta que con ello están incubando una mayor firmeza a la lucha en su contra y por la solidaridad con quien hoy es víctima, fomentando el agrupamiento de las fuerzas de la legalidad y acercando el tiempo de su caída.
Va en estas letras un llamado a la conciencia de todo luchador por la justicia, las libertades y derechos de la gente, para manifestar la solidaridad con Lula y su pueblo en estos momentos de atropello; para reclamar, desde nuestras diferentes trincheras y posiciones, un llamado por su inmediata liberación; para exigir al gobierno de México que sume su voz a las demandas nacionales e internacionales, como en otros casos lo ha hecho, para evitar se prolongue esta injusticia contra Luiz Inácio Lula da Silva, un luchador por las libertades y la democracia en su patria y en el mundo.