Magistrado dio 6 meses para una resolución; el mazateco lleva preso 18 meses, sin sentencia
Domingo 8 de abril de 2018, p. 24
Chalco, Mex.
Desde hace año y medio el indígena mazateco Bulmaro Mota Zaragoza padece doble encierro: el de la prisión y el de su monolingüismo. No platica con nadie que no sea su traductora, y por ello, detrás de los separos de la cárcel de Huitziltzingo, Chalco, suplica, que envíe mensajes a su familia.
Quiere recibir visita porque en el encierro no tiene con quién desahogarse de la situación que vive. El 28 de septiembre de 2016 fue vinculado a proceso por feminicidio en grado de tentativa.
Bulmaro, de 36 años, llegó al estado de México hace casi tres años junto con su esposa y sus tres hijos. Radicaba en Ixtapaluca. Él se empleó de taquero en Ciudad de México; todo iba bien hasta que el domingo 20 de diciembre de 2015 encontró a su esposa con otro hombre. Los celos se impusieron y le asestó una golpiza. En cuanto se recuperó, ella lo denunció por feminicidio en grado de tentativa, lo abandonó con sus tres hijos y se fue con el amante, con quien procreó su cuarto hijo.
Lidia Mota Zaragoza, su hermana, asegura que al indígena oaxaqueño lo aprehendieron en septiembre de 2016 y lo ingresaron a la cárcel mexiquense, donde un juez de control determinó que el Ministerio Público presentó las pruebas suficientes para vincularlo a proceso. El magistrado en turno del distrito de Chalco dio seis meses para cerrar la instrucción, pero ya lleva preso un año y seis meses y aún no se dicta sentencia.
En entrevista, Lidia Mota, quien habla bien el español porque radica desde hace dos décadas en el valle de México, sostiene que se violó el debido proceso. Su hermano nunca recibió asistencia de un traductor ante el Ministerio Público. El tribunal mexiquense asignó un intérprete de lengua mazateca.
El próximo miércoles se celebrará una más de las audiencias en la sala 5 del juzgado donde se le procesa mediante el sistema penal acusatorio de juicios orales. Detrás del cristal, Bulmaro preguntó por la ausencia de su hermana –el auxiliar del juzgado no la ha dejado pasar durante las audiencias– por qué nadie de su familia lo ha visitado desde que ingresó al penal estatal. Inquirió por sus padres, por sus hijos de 11, 6 y 4 años.
En mazateco le dijo a su traductora que nadie lo viene a ver y no tiene a quién contarle lo que pasa. Dígale a Lidia que el sábado, día de visita venga a verme. La voy a estar esperando
. Bulmaro está bajo proceso con la anterior ley vigente desde 2015. Como el delito se cometió en 2015 la juez aplicó el término de desistimiento y el indígena ya no podrá presentar a ningún testigo que rinda testimonio a su favor. Cada que lo sientan detrás del cristal de seguridad del juzgado, Bulmaro no se detiene y en mazateco pregunta por sus padres y Lidia le miente. Le escribe que se encuentran bien. Durante la entrevista Lidia solloza y confiesa al reportero que su padre murió hace tres meses.